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Historia

Los Balkany, la dinastía que unió Borbón, Saboya y centros comerciales

La venta del portfolio de los grandes centros comerciales de la capital destapa a esta familia

Robert Balkany y María Gabriela de Saboya Gtres

En el corazón del norte de Madrid, donde la arquitectura de César Manrique se mezcla con la rutina de miles de compradores, se levanta La Vaguada. Para muchos madrileños es simplemente un centro comercial, pero tras sus muros de hormigón ondulante y jardines verticales late una historia que huele a alta sociedad europea, aristocracia caída y negocios visionarios. La Vaguada es la piedra angular de un imperio levantado por una familia poco conocida para el gran público, pero muy influyente en los círculos que importan: los Balkany. Hoy, más de cuatro décadas después de aquella inauguración en 1983, la familia propietaria prepara la venta de todos sus activos en España, nueve centros comerciales, por una cifra estimada en 1.600 millones de euros. BNP Paribas y Morgan Stanley lideran la búsqueda de compradores para esta operación que podría convertirse en una de las mayores transacciones inmobiliarias de los últimos años. Pero más allá de los números, la historia de los Balkany está entretejida con la realeza italiana, los salones madrileños de los 80 y la figura, siempre omnipresente, de Don Juan Carlos I.

Robert Zellinger de Balkany no nació aristócrata. Nació en Rumanía en 1931 y, tras la guerra, emigró a Estados Unidos para estudiar arquitectura. Allí conoció de primera mano un fenómeno que en la vieja Europa aún no existía: los centros comerciales. Espacios diseñados no solo para comprar, sino para pasear, socializar y escapar del clima. Eran auténticas catedrales del consumo suburbano. En los años 60, Balkany decidió importar el modelo a Europa. Desde su base en París, levantó decenas de complejos en Francia, Bélgica, Italia y su Rumanía natal. Rápidamente, se convirtió en uno de los grandes nombres del sector inmobiliario europeo: un hombre elegante, políglota y con una habilidad especial para moverse entre arquitectos vanguardistas, banqueros discretos y políticos influyentes. Su desembarco en España fue en 1983, inauguró La Vaguada, en el norte de Madrid, que no solo fue el primer gran centro comercial de la Comunidad, sino también un hito urbanístico.

Centro Comercial Plaza Norte 2Rubén MondeloLa Razón

La fortuna de Robert Balkany creció con rapidez, pero su verdadera entrada en la alta sociedad europea se produjo gracias a un matrimonio que parecía salido de una novela. Tras un primer matrimonio del que nacieron sus hijas Alexandra y Teresa, Robert se casó en segundas nupcias con María Gabriela de Saboya, hija del rey Humberto II de Italia, el último monarca antes de que el país se convirtiera en república en 1946.María Gabriela había crecido entre la nostalgia de una monarquía exiliada y la sofisticación de la nobleza europea de posguerra. La unión con Balkany fue un cruce entre dos mundos. De ese matrimonio nació su tercera hija, María Elisabetta, y la familia Balkany se integró sin fricciones en el universo Saboya. Robert, un «outsider» con fortuna, se convirtió en un «insider» con linaje. A partir de entonces, su presencia en los eventos sociales europeos fue constante.

En España, su figura adquirió un matiz aún más interesante. Durante los años 80 y 90, Balkany estableció una estrecha relación personal con Juan Carlos I. Compartían un sentido parecido de la discreción selectiva, una facilidad para los idiomas y, sobre todo, una red de contactos internacionales que trascendía la política. Don Juan Carlos impulsaba una imagen de modernidad, apertura y sofisticación europea, y figuras como Balkany encajaban a la perfección en ese relato. Antes de morir en 2015, Robert había consolidado una red impresionante. A través de la matriz luxemburguesa Evermore y la filial española Lsgie, la familia controla algunos de los centros comerciales más importantes del país: Plaza Norte 2, Gran Plaza 2, Gran Vía 2 en Barcelona, Plaza Río 2 junto a Madrid Río, Plaza Loranca 2, La Villa 2 en Tenerife y Plaza Mar 2 en Alicante. Estos centros representan más de 600.000 metros cuadrados de superficie comercial y generan ingresos millonarios. Hoy, la segunda y tercera generación Balkany ha decidido desprenderse de ese legado. No todos están de acuerdo, pero el mercado vive un momento de reactivación. Más allá del negocio, la venta marca el cierre de un capítulo singular en la historia reciente de España. Los Balkany no solo trajeron centros comerciales: supieron entretejer la aristocracia italiana con la monarquía española y se movieron en la sombra con elegancia y eficacia. Su salida deja tras de sí más que centros comerciales. Una historia muy ochentera y profundamente madrileña.

La subasta que fue el «remate del año»

Lo de los centros comerciales es la traca final. El imperio Balkany va desapareciendo a goteo desde que Robert Balkany muriera el 19 de septiembre de 2016. En París se celebró una gran subasta con los tesoros de su palacete de la Rue de Varenne. Sus herederos encargaron con acierto a las casas de subastas Sothebys y Leclere. Entre las piezas subastadas había obras de Van Dyck, Tintoretto y Moliniari, un gabinete del papa Paulo V, relojes (uno valorado en un millón de euros) y una colección de platería de Luis Felipe de Orleans. La venta se hizo coincidir con la Bienal de Anticuarios de París.