Complicado

La desesperada situación de Flor Aguilar, exmujer de López Vázquez

El 2 de noviembre se cumple el 16 aniversario de la muerte del laureado actor y la que fue su pareja revela su precaria vida en un pueblo de Madrid

Flor Aguilar
Flor AguilarY ahora Sonsoles

Desde que se separó de José Luis López Vázquez en 1988, la vida de Flor Aguilar se ha caracterizado por un carrusel de adversidades. La segunda mujer del fallecido actor pasa actualmente por un periodo de serias carencias y escasísimos ingresos; su ruina es absoluta. Reside en un pequeño piso en un pueblo de la sierra madrileña, sin familia, con pocas amistades y sus dos perros. Su sueño es encontrar un trabajo como colaboradora en un programa de televisión o participar en un reality, pero, a sus setenta años –eso sí, bien llevados–, las expectativas son complicadas. Esta semana ha sido su casero quien la ha acusado de no pagar el alquiler desde hace mucho tiempo. Ella lo niega rotundamente, pero parece ser que las evidencias le quitan la razón. La periodista Paloma García-Pelayo ha informado de que la exmujer del actor ha incurrido en impagos y que presentó «un informe que demuestra que vive en situación de vulnerabilidad».

El pasado martes pude contactar con Flor por WhatsApp y me dijo tajante: «Todo lo que está contando ese hombre es mentira, no le debo nada». A pesar de sus palabras, el dueño del inmueble asegura que «ella empezó a pagar mal desde el primer mes. Cuando alquilé el piso me dijo que tenía a sus hijas (Camino y Cayetana), que la ayudaban… A partir de ahí, empezó mi pesadilla. Ya son diez años de pesadilla total», apuntan a este medio. Unos años en los que las penurias y la falta de recursos atormentan a Flor. Su vida es muy sencilla: se levanta a media mañana, se acuesta muy tarde, ocupa sus horas nocturnas en leer y ver programas de televisión y acude a misa varias veces a la semana. Su fe es inquebrantable; se apoya en Dios y en el sacerdote de la iglesia de su pueblo para afrontar los decaimientos mentales y las depresiones. Hace unos años la entrevisté y recorrimos juntos la localidad. Me contó que iba mucho a la biblioteca local porque «ahí el wifi es gratis», y me confesó que gracias al párroco recibía alimentos por mediación de Cáritas. Una persona cercana a la protagonista de este reportaje, una vecina que reside muy cerca de su domicilio, define a Flor como «una mujer muy agradable y sencilla. Tiene muy pocas amigas y sale poco de su casa, quizá para ir al supermercado, a la biblioteca o a tomar café. Eso sí, pasea a sus perritos varias veces al día. Aquí la conocemos todos y sabemos el bagaje vital que lleva a cuestas. Debe de ser muy difícil pasar de vivir con todas las comodidades cuando estaba casada con José Luis López Vázquez a encontrarse sin recursos para llevar una vida simplemente normal».

Cuando un reportero del programa «Y ahora Sonsoles» se le acercó hace unos días y le preguntó sobre su situación actual, contestó airada: «Paso absolutamente de todo, déjame en paz. Te voy a tirar el micrófono», una reacción que no tuvo en un encuentro anterior, en el que reconoció al mismo periodista que «no debo nada al casero», espetó.

El apoyo del cura del pueblo

En otra de nuestras conversaciones del pasado me confesó, sorprendentemente, que «no he llegado al suicidio gracias a mis fuertes creencias religiosas». Se sentía desesperada: le habían cortado la luz y el agua, y me desveló que «todos los días voy cargada con varias garrafas a la fuente del pueblo y las lleno de agua. El cura hasta me regaló unas velas para que no esté a oscuras en casa».

José Luis López Vázquez y Flor Aguilar con sus hijas
José Luis López Vázquez y Flor Aguilar con sus hijaslarazon

En el terreno de los sentimientos, el desamor ha primado sobre el amor. Tras fracasar su matrimonio con José Luis, fue ella quien abandonó al artista por diferencias de carácter, se unió a un marino mercante, pero la relación no tuvo continuidad en el tiempo y acabaron tomando caminos separados. Más tarde la vimos acudir al programa «First Dates» para encontrar pareja. Otro intento fallido, a pesar de que parecía hacer buenas migas con el hombre que le presentaron en el restaurante de citas. Lo dicho: una vida accidentada, plagada de problemas, ausencia de trabajo, fracasos sentimentales, desencuentros con sus dos hijas y penurias.

El próximo día 2 de noviembre se cumplirán dieciséis años del fallecimiento de José Luis López Vázquez. Y Flor me desveló en una ocasión que «de su herencia prácticamente no queda nada, tan solo un piso que heredaron nuestras dos hijas y un hijo que él tuvo durante un matrimonio anterior. «Tenía varios inmuebles que debió vender en vida…», dijo. Tras la muerte del artista se llegó a especular con que había invertido el dinero de las ventas en adquirir varios apartamentos que regalaba a sus amantes, algo que no llegó a demostrarse.

El famoso actor participó en más de 70 películas, 14 obras teatrales y numerosas series, siendo galardonado con un Goya de Honor. En sus últimos años compartió su vida con la también actriz Carmen de la Maza, quien lo acompañó hasta su muerte y declaró que fue muy feliz y querido en su vejez.

Un dúplex en Castellana

José Luis López Vázquez logró amasar una importante fortuna tras una infancia marcada por la pobreza. Con disciplina y talento, llegó a vivir en un lujoso dúplex de 400 metros cuadrados en el Paseo de la Castellana, valorado en tres millones de euros, y compró varias propiedades más. Sin embargo, su patrimonio desapareció tras su muerte. Según declaró a «El Mundo» su segunda esposa, la periodista Flor Aguilar, el actor convirtió sus ocho viviendas en dinero, pero ni ella ni las hijas gemelas que tuvo con ella, Camino y Cayetana, heredaron nada. Pese a su fama de tacaño, compañeros como las actrices María Kosty y Rosa Valenty lo describen como un hombre generoso y sensible. Jamás rechazó un papel y trabajó hasta el final.