Los príncipes de Gales se van "de pintas" por el Soho

Apenas quedan 24 horas para que Londres acoja uno de los eventos más importantes que se producirán a lo largo de este siglo en la capital británica. Millones de ciudadanos saldrán a las calles mañana para ser testigos de la coronación del Rey Carlos III, y buena parte de la ciudad se ha paralizado a consecuencia de los preparativos de la ceremonia, que se llevan a cabo desde hace días.

Ajenos a ese caos, los príncipes de Gales han protagonizado una de las escenas más espontáneas y naturales que se recuerdan en la historia de los Windsor, en pro de esa modernización de la monarquía por la que el nuevo Rey clama desde que accedió al trono. Como dos transeúntes cualquiera, Kate Middleton y Guillermo de Inglaterra se han decantado por el metro para moverse por la ciudad, y se han dejado ver en un vagón del convoy mientras charlaban sobre la coronación y los preparativos de la misma. «Estoy emocionado. Va a ser un fin de semana muy ocupado», ha expresado el nieto de la Reina Isabel II, a la que se ha rendido un sutil homenaje: la línea en la que han viajado lleva su nombre, Elizabeth.

Desde la estación de Acton Main Line se han trasladado hasta el barrio del Soho, y allí han bajado en la parada de Tottenham Court Road. Ya en la superficie, los príncipes de Gales han comprobado cómo los comerciantes locales se preparan para el aluvión de ciudadanos y turistas que se prevé para el próximo sábado por la coronación de Carlos III.

Tarde de pintas por el Soho

Paseando, el príncipe Guillermo y Kate Middleton se han acercado hasta el pub «Dog and Duck» –el perro y el pato– donde han charlado animadamente con el personal e incluso se han servido ellos mismos una pinta de cerveza. Uno de los camareros se ha sorprendido por las habilidades del heredero a la hora de servir, aunque él dejó claro cuál era su verdadero talento. «No soy muy malo bebiendo pintas, pero sirviéndolas...», bromeó, a lo que la princesa respondió con una sonrisa: «¡Bien hecho!».

Sin duda, se trata de una simpática estampa protagonizada por los futuros jefes de la Corona, una estrategia meditada que puede ayudar a que el 70 % de los jóvenes británicos que no se interesa por la Familia Real –según un estudio elaborado por la CBS– empiece a sentir algo de cercanía hacia los que un día serán los máximos representantes de su nación.