Crónica
Los sábados de Lomana: Esther Doña y el Juez Pedraz, amores de verano
¡Vuelta a Madrid! Trabajo, pero no quiero dar por terminadas mis vacaciones. Espero todavía días de playa y también escapadas al Norte. Volver a Madrid siempre me alegra. El reencuentro con mil lugares favoritos, con amigas, reorganizar mi agenda de trabajo, la ilusión de principio de curso como cuando iba al colegio y preparaba mil libros forrándolos con mimo, sintiendo el olor del papel nuevo, de la goma de borrar «Milan», de los lapiceros «Faber Castell», el plumier... Todo ordenado, todo nuevo y perfecto, prometiéndome a mí misma cuidarlos y estudiar mucho. Ahora los niños supongo que tienen otros rituales y, por supuesto, ordenadores en sus clases, pero espero que la ilusión sea la misma. La tecnología avanza pero los seres humanos fundamentalmente seguimos siendo iguales. Quién iba a decirnos que en pleno 2021 tendríamos talibanes ejecutando a mujeres y niños, a hombres que se les ocurriese pensar o simplemente opinar de forma diferente. Continuamente pienso esto: tanta tecnología y tan poca humanidad, cultura, educación cívica, evolución.. Me fascina el tiempo de verano, desconectada, pero llegar a Madrid y ver la temporada de Ópera, los estrenos en el Teatro de La Zarzuela que se inaugura con «Los Gavilanes» el 8 de octubre, la cantidad de buenísimas obras de teatro, exposiciones de arte... es un verdadero gustazo. Madrid está imparable, lleno de vida y de cultura, esto es muy satisfactorio.
De los «chascarrillos» y nuevas parejas de verano hay una que al menos a mí es la que más me ha llamado la atención, no solo a mí, también a bastantes miembros del Poder Judicial, es la de Esther Doña, viuda del Marqués de Griñón y el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz. Escribí este mismo verano aquí, que me parecía estupendo que Esther estuviese feliz después de tantos problemas. Sin embargo ahora me tiene sorprendida el cambio radical en una mujer que yo consideraba discreta con su vida privada a la exposición mediática continúa en Instagram sin ningún pudor con la que han mostrado al mundo sus sentimientos, haciendo un periplo por media España invitados por diferentes hoteles, algo muy habitual en las «influencers», pero chocante en un juez, bailando incluso los dos solos con grandes demostraciones afectivas, por cierto, Pedraz con pitillo en la mano. (Sr. juez nunca se debe bailar fumando). En mi opinión no es muy correcto someter a tu pareja a esta exposición en Instagram, puedes intentar ser muy mediática, conseguir tus campañas en las redes, pero tengo la sensación de que se están equivocando. Lo siento pues tengo mucho aprecio por ellos. Supongo que será el «calentón» del verano.
Recuerdo que hace años los jueces eran personas con unas vidas tremendamente discretas, casi misteriosas. Nunca mostraban su lado privado, tenían poca vida social y, por supuesto, no admitían jamás un regalo. Supongo y espero que siga siendo igual por su profesión que les obliga a estar fuera de influencias y mantener distancia.
Otro tema de actualidad es la entrevista de Carlos Herrera al Papa. Exceptuando algunas preguntas obvias sobre el aborto o la pederastia, creo que se debería haber preguntado por temas difíciles para la Iglesia: hacia dónde va el Cristianismo, cuál es su futuro... El Papa, como buen argentino, se perdía en sus repuestas con retórica y poca concreción. No me enganchó nada. Lo siento.
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