Opinión

Los sábados de Lomana: Cómo Instagram nos ha cambiado

Carmen Lomana en el evento de The Glow Filter.
Carmen Lomana en el evento de The Glow Filter.Jesus BrionesGTRES

Instagram esta cambiando rápidamente nuestras formas de vida. Llegados a este punto sería bueno analizarlo: comentamos cuánto ha bajado la venta del papel, periódicos, revistas, en general, y de moda, en particular. Es una consecuencia lógica ya que en un pequeño aparato como el teléfono móvil tenemos el mundo a nuestro alcance. Toda la información necesaria al momento: política sanitaria, moda, cultura y la gran biblioteca llamada Wikipedia o Google donde podemos informarnos de cualquier duda que nos surja. Claro que no hay nada que pueda sustituir a un periódico pero...

Personalmente, si analizo mis últimos cinco años, descubro que cada vez tengo menos tiempo para leer todos los libros que continúo comprando y se van apilando a la espera de tiempo para poder disfrutarlos. Nada me gusta más que entrar en una librería y sentir el olor a papel, estar sin prisa viendo títulos, acariciando sus paginas, curioseando su interior, aunque la realidad sea otra, esa realidad se llama Instagram, que absorbe gran parte de mi tiempo libre, que me divierte y me entretiene porque puedo interactuar con miles de personas de todo el mundo que siguen el contenido que yo genero. Me convierten en una especie de editora que tiene su propia revista. Muchísimos jóvenes están dejando trabajos convencionales para crear nuevos contenidos en redes. Cambian su manera de vivir y emprenden otro camino: el de una nueva vida con publicaciones digitales, youtubers que ganan millones creando juegos que a mí, personalmente, no me interesan porque nada tienen que ver con mis aficiones o formas de vida pero tienen millones de seguidores en el mundo, ese mundo global que produce la fascinación y la adicción. Un mundo a nuestro alcance desde un pequeño móvil, Ipad u ordenador. Es lo que crea una dependencia cada vez mayor en los jóvenes como su más importante y casi único medio de comunicación que lleva a una forma de soledad en la que no interesa demasiado la tertulia, el mirarse a los ojos mientras hablas, el contacto físico. Esta experiencia vital puede convertirse en una catástrofe que induzca en algunos casos a barbaridades por llamar la atención y lograr seguidores. En mi opinión, en los colegios deberían tener clases para saber gestionar de forma positiva las redes sociales.

Este semana, Marta Lozano, una de las «influencers» más conocidas, ha organizado en el Hotel Ritz de Madrid una fiesta celebrando el éxito de su línea de belleza «GlowFilter». Hacía tiempo que no veíamos en Madrid una concentración de gente joven estupendamente vestida, ellas, con trajes de noche fantásticos, dejados para que los luciésemos por los mejores diseñadores. Era el mejor escaparate, como si de una alfombra roja se tratase. La fiesta maravillosamente organizada fue preciosa y muy elegante. Dominaba el color azul claro, imagen de la marca, con un buen gusto y sofisticación en la puesta en escena que personalmente me fascinó. Nos divertimos muchísimo, cena sentados, muy bien servidos y una comida deliciosa de la mano del chef del Ritz, Quique Dacosta. Todo ese mundo de fotógrafos, especialistas en vídeos, influencers, en Instagram genera millones y mucho trabajo para nuevas generaciones, y otras no tan nuevas como yo, que tuve el honor de que me invitasen, y digo honor porque la medía era de 25 a 30 años.

Los consumidores de esta red consumen moda, cosmética, restaurantes, viajes... de forma inmediata. Se inspiran en las tendencias y la forma de utilizarlas a la hora de vestirse y consumir. De todas formas, mi periódico que nadie me lo quite, acompañándome cada mañana mientras desayuno escuchando la radio.