Opinión

Tengo dudas sobre si intoxico o me carcajeo

Pedro Sánchez acusa a los periodistas de intoxicar

En Madrid el problema se llama Sánchez
En Madrid el problema se llama SánchezIsaac BujEuropa Press

Algunos comentamos, creo que sin mala intención, que Él preparaba cambios en el Gobierno para el otoño, y Él nos ha acusado repetidamente de intoxicar, como si los periodistas nos dedicáramos a endiñar matarratas al personal. ¿Somos los tribunos que le dan la cicuta al socrático autor del «Manual de resistencia», los Brutos que le dan matarile al César? ¿Somos las serpientes de cascabel sin domesticar de la pista central del circo? La verdad: yo ya no sé si intoxico o me carcajeo. El presi ha añadido: «Me encuentro con noticias que ni siquiera he pensado». Y aquí ya entramos en un capítulo de ciencia ficción: ¿poseemos los periodistas máquinas del tiempo para viajar al futuro y ver lo que el presi hará y aún no ha hecho?

Sánchez y la palanca de la acción exterior
Sánchez y la palanca de la acción exteriorDavid JarLa Razon

Porque podría suceder que nos adelantáramos a sus intenciones. O que fuéramos adivinos y viéramos en los posos de la taza de café, como Rappel, lo que le espera y nos espera. En la tele ucraniana se preguntan irónicamente: «¿Nos vamos a dejar engañar por España otra vez?». Las guerras afinan el descreimiento y el sarcasmo y allá están dolidos por el incumplimiento del Gobierno español en el envío de armas. Un día le creyeron y en sus sueños vieron llegar los tanques Leopard prometidos. Aquí, todas esas cositas (engañar, mentir, manipular) las vemos como coñas familiares de cuñados o divertimentos que Él, generoso, nos ofrece para nuestras columnas. Nada importante: chanzas, juegos de trilero. Ni tan siquiera Feijóo utilizará la pregunta de los ucranianos como eslogan electoral: «¿Vais a dejaros engañar por Él otra vez?».

Algunos intoxicadores ya tenemos como acto de fe no creerle, pero se necesitará que las patatas se pongan a 100 euros el kilo para que buena parte del personal deje de votarle. Qué poderío.