Entrevista
Marta Sánchez: “Una de mis obligaciones es dar la cara contra el cáncer de mama”
Hablamos con la artista de sus nuevos proyectos profesionales y descubrimos su lado más sensible, familiar y personal.
Marta Sánchez controla sus tiempos laborales y por eso sus entrevistas están casi siempre relacionadas con la música. Habla de sus cosas pero sin entrar en temas que considera su parcela privada. Tiene una vida alternativa a la música que disfruta con los amigos de siempre. Prefiere pararse en lo conocido que buscar aventuras afectivas que nunca sabe cómo pueden acabar. De hecho, sobre sus amores se sabe más bien poco. Sí, en cambio, del orgullo de ser madre de Paula. Ha cumplido 19 años, estudia y prefiere mantenerse al margen de la fama familiar. Marta Sánchez tiene ahora un proyecto importante que estrenará el próximo 24 de noviembre en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Es productora y directora de su propio espectáculo. Una manera de controlar el negocio sin imposiciones.
Otra parte importante de su vida es apoyar causas solidarias, como son las campañas que cada año la firma Ausonia junto con la Asociación Española Contra el Cáncer realizan para promover la investigación sobre el cáncer de mama. Siempre ha estado muy sensibilizada, ya que Paz, su melliza, murió de esta enfermedad.
Nunca fallas en estas campañas para visibilizar y promover la investigación
Me considero un poco madrina de estas iniciativas que organiza Ausonia desde hace quince años. Creo que es una de mis obligaciones en la vida estar aquí y hacer visible el esfuerzo que se realiza desde la Asociación y la empresa. Es mi grano de arena, que, junto a muchos más granos, hacen una montaña. Hace falta bastante apoyo y yo tengo claro que el ser conocida sirve para que la gente se sensibilice.
El lema de este año es «15 años más cerca».
Se trata de un mensaje positivo para explicar que desde que se empezó con esta iniciativa la solución está más cerca. Pero para eso hace falta dinero y que la sociedad y los gobiernos se impliquen. Cogido a tiempo, cada vez la proporción de mujeres que se superan el cáncer de mama es mayor. Hay un 80 por ciento curable y lo que quiero manifestar y transmitir es que hay que hacerse revisiones anuales sí o sí. Yo lo llevo tatuado a fuego.
¿Las mujeres están más concienciadas?
Sí, pero también es importante ofrecer las herramientas adecuadas. Hay mujeres que me dicen que no tienen la accesibilidad suficiente para las revisiones. Porque viven en sitio pequeños, por no tener tiempo… son muchos factores sociales que habría que solucionar.
¿Cree que ahora cuesta menos hacer visible la enfermedad?
No sé. Muchas veces no se comenta porque no se quiere preocupar a la familia, a la gente que quieres. Y es una forma de tener que dar explicaciones. Para mí resulta un tema reducido a tu círculo más cercano. Cada cual lo administra como puede y quiere.
Su hermana melliza era muy joven cuando falleció. ¿Qué recuerda de ella?
Siempre fue la pupas. Tuvo una hepatitis aguda, se acatarraba mucho. Y un mal día nos dieron la noticia que nunca quieres escuchar. Tenía un tumor en un pecho y al operarla no la limpiaron bien y pasó a los ganglios. Me sigo emocionando cada vez que lo recuerdo y lo hablo.
Estaría muy orgullosa de usted por todo lo que ha conseguido.
Creo que sí. Soy una buena persona, permisiva y tolerante. Pero a veces no sé decir las cosas y eso se confunde con mal carácter. Volviendo a mi hermana: una vez estaba con ella y le firmé un autógrafo a un fan muy rápido. Nos subimos al coche y me dijo: «¿Quién te has creído que eres para hacerle ese feo a esa persona?. No te voy a hablar en muchos días». Y tenía parte de razón. Yo no lo hice por prepotente, sino que no me di cuenta. Paz me ponía los pies en la tierra, era la sargenta.
Lleva ya diez meses preparando su nuevo espectáculo. ¿Qué me puede decir sobre él?
Hay una línea argumental. El primero se llamó «A solas» y este «De cerca». Lo he producido y dirigido yo con dos manos derechas, que son Adrián Solla, que me acompaña al piano, y Pablo Chando. Todos mis espectáculos los he financiado yo.
Mientras que en el cine parece que es más complicado para las mujeres cumplir años, en el mundo de la música, no. Madona, Tina Turner... Y en España Isabel Pantoja, Alaska, Luz Casal, Ana Belén, Ana Torroja, Ainoha Arteta, Marta Sáchez...
Es una observación que no la había , pero es así. El año que viene hago treinta y siete años desde que empecé y espero seguir. Yo siempre quise cantar. Lo tuve muy claro.
Dígame qué le parece el fenómeno Rosalía.
Yo no lo veo como tal. Es una artista con talento y con derecho a ser número uno porque lo vale. Ocupa un lugar que nadie lo había ocupado. Ha mezclado el arte español con el estilo latino. Estoy muy orgullosa de ella, también de Nacho Cano y la apuesta tan grande que ha hecho con «Malinche».
¿En qué momento de su vida se encuentra?
En una etapa estable, de hacer solamente lo que quiero y con quien quiero. Con una hija que ya es una mujer de la que estoy muy orgullosa. Estudia Diseño y no quiere ser personaje público. Nunca jamás dice que es la hija de Marta Sánchez.
¿Y qué queda de la chica sexy que cantaba «Soldados del amor» en Oriente Medio?
Se trata de una etapa de la que me siento muy orgullosa. Forma parte de mi existencia. Fue un sueño cumplido y una época extraordinaria de números uno en las listas. Era entonces bastante joven y aquello fue una experiencia sensacional. Es una de mis mejores canciones. Y no me arrepiento de haber ido a animar a mi patria, a los soldados en aquellos momentos. ¿Qué más orgullosa puedo estar? Soy española, somos españoles.
Este año el Día de la Hispanidad hubo muchas banderas en las ciudades.
Me parece muy bien. Somos españoles y no entiendo esa paletada de asociar la bandera a la derecha.
La criticaron por poner letra al himno español...
Es una de las cosas más bonitas y de las que estoy más orgullosa de mi vida. Las críticas me dan igual.
Cómo ha cambiado el mundo desde aquel «Soldados del amor». ¿Quién podía imaginar que la guerra de Ucrania estaría a pocas horas de avión de nuestras casas?
Nadie podíamos imaginar que alguien fuera capaz de asesinar a niños y familias enteras.
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