
Difícil duelo
Adriana Abascal, tras la muerte de su madre, da detalles sobre sus últimos duros años
Aunque ahora llora su muerte y lleva diez años sufriendo al ser testigo de su deterioro: “Estoy contenta de que ya no sufra”

Adriana Abascal está tratando de acomodarse en la nueva, y durísima, realidad. Estaba en una auténtica burbuja de felicidad desde que iniciase su romance con el príncipe italiano Manuel Filiberto de Saboya. La vida le sonreía y todo eran alegrías, pero a sus 54 años ha recibido la peor de las noticias. Su madre, Nieves, fallecía este jueves, como así daba a conocer la propia exmodelo mexicana a sus seguidores con profundo dolor.
“Mamá, hoy nos dejas y yo te digo adiós. Pero tú seguirás viviendo en mí, en tus nietos, en todos los que amaste y que te amó”, le dedicaba la hija a su madre como acompañamiento a una tierna foto de ambas. No es la única instantánea que rescató de su álbum privado, dejando mensajes para que sus 130.000 seguidores la conociesen un poco más: “Fuiste el alma más graciosa, divertida, elegante y mágica. Gracias por ser mi madre. Te llevaré conmigo y te honraré por siempre”.
Adriana Abascal, destrozada, recuerda a su madre
Ahora, en su propósito de mantener su memoria siempre viva, ha concedido su primera entrevista tras la muerte de su madre. Lo hace, como cabría esperar, en su revista de cabecera, ‘Hola’, en la que siempre confía sus inquietudes y buenas nuevas. También, como ahora, sus peores momentos: “Mi madre lo ha sido todo para mí, ha sido la mejor madre del mundo. Ha sido mi inspiración número uno de elegancia, no solamente en la moda, sino de elegancia de comportarse, de tratar a la gente, de compasión, de gran corazón, de sentido del humor, de aprender a reírse hasta en los momentos más difíciles, de ser esa chispa divertida”, confiesa.

Desde la publicación subrayan que se le quiebra la voz al hablar de su madre tras su pérdida, pero destacan también su fortaleza: “Cerrar un capítulo es triste. Ya no la puedo ver, ya no la puedo abrazar, pero ella ya está mejor, ya no está sufriendo. Ahora lo que toca es honrarla, es seguir practicando todo lo que ella nos dejó, nos enseñó, su legado, sus valores, su alegría, su elegancia, su gran corazón y eso es lo que vamos a hacer”, promete la también empresaria, que con gran orgullo de hija está dispuesta a seguir el ejemplo que su madre supuso para ella.
“Es duro que se nos vaya. Realmente, estamos haciendo el duelo de mi madre hoy, pero de una madre que hace diez años se empezó a ir poco a poco”, reconoce Adriana Abascal. Trata de buscar el lado positivo a su propio dolor, entendiendo que “estoy contenta, por un lado, de que ya no sufra, pero, por otro lado, la voy a extrañar muchísimo y la he extrañado ya desde hace un tiempo, porque se fue degradando”. Tiene claro que “ha sido mi confidente, mi mejor aliada, mi mejor amiga y vive en mí, en sus nietos y en todos aquellos que la adoraban, que eran muchísimos y que ella quería”.
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