Polémica
Alba Carrillo afirma ser «una de las víctimas» de Alessandro Lequio
La colaboradora de TVE no ocultó su satisfacción ante la salida del tertuliano de Mediaset, recordando episodios personales y reavivando una conversación necesaria sobre el trato a las mujeres en la televisión.
En el universo televisivo español, pocas noticias han resonado con tanta fuerza emocional como el despido de Alessandro Lequio de Mediaset. Y pocas reacciones han sido tan contundentes como la de Alba Carrillo, colaboradora de D Corazón, que este fin de semana no solo celebró su salida, sino que reivindicó un ajuste de cuentas con una forma de hacer televisión que, según ella, ya no tiene cabida.
Carrillo fue clara desde el primer minuto. "Ha hecho daño a muchísimas mujeres. Es hora de limpiar a este tipo de hombres", declaró, sin aflojar el pulso de un discurso que no buscaba medias tintas. Para la modelo y tertuliana, el despido llega como consecuencia lógica del testimonio de Antonia Dell’Atte, exmujer del aristócrata, y es también una forma de equilibrar un relato histórico donde las mujeres, asegura, han cargado con demasiadas sospechas injustas. "Ya está bien de que demos cabida a la idea de que las mujeres falsifican o inventan denuncias. Son ínfimas las que lo hacen", apuntó con firmeza.
"Una de las víctimas"
Pero en su intervención hubo también un componente personal. Carrillo se reconoció como "una de las víctimas" de Lequio. Según relató, durante su etapa en Sálvame vivió momentos incómodos por la actitud del tertuliano, quien -siempre según su versión- llegó a acusarla de ejercer la prostitución. Un episodio que, aseguró, decidió no llevar más lejos por respeto a la situación delicada que atravesaba entonces Álex, el hijo de Lequio. Un matiz que ella misma definió como "un acto de humanidad".
La caída pública de Lequio ha sido celebrada con entusiasmo en otros rincones de la televisión. En Sálvame -ahora reconvertido en su etapa en TEN- la noticia se vivió como una victoria simbólica frente a uno de los rostros más vinculados a Unicorn Content, la productora de Ana Rosa Quintana, con la que el extinto magacín de Telecinco mantuvo un prolongado conflicto. El despido de Lequio, tertuliano histórico del universo AR, se interpreta así como un movimiento que trasciende lo laboral para tocar las fibras más sensibles de las rivalidades televisivas.
Más allá de lo personal y lo corporativo, Carrillo quiso cerrar su intervención con una reflexión que conecta el caso con un debate mayor y urgente. "El maltrato de género existe, aunque algunos partidos no lo quieran reconocer, y no entiende de clases sociales ni de niveles culturales. Esto nos abarca a todas", afirmó, dejando la puerta abierta a una conversación sobre la responsabilidad de los medios en la construcción -o destrucción- de ciertos discursos.
El despido de Lequio n es solo la salida de un tertuliano. Es un síntoma de un cambio en la televisión española, un giro hacia un escrutinio más severo de quienes ocupan la pantalla y, quizá, una señal de que las dinámicas de poder que han marcado la pequeña pantalla durante décadas están empezando a resquebrajarse. Entre celebraciones, críticas y heridas abiertas, una cosa es cierta: este es un capítulo que aún no ha terminado de escribirse.