Alejandro Sanz responde a las acusaciones de una fan: "Yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos"

En un giro inesperado, Alejandro Sanz se ha visto obligado a salir al paso de las declaraciones de Ivet Playà, una joven catalana que, a través de un desgarrador vídeo publicado en Instagram y TikTok, lo acusó de haber convertido un sueño en una pesadilla. Playà relató cómo, siendo apenas una adolescente, comenzó una relación con el artista que, con los años, derivó en un vínculo íntimo, laboral... y, según sus palabras, profundamente tóxico.

Apenas 48 horas después de la viralización del testimonio, Sanz ha elegido sus historias de Instagram para responder. "Ivet, yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas compartiendo su cariño, siendo libres. Qué pena que este sentimiento se haya roto ahora", escribió con tono sereno pero firme. El cantante no niega la existencia del vínculo, pero sí matiza las intenciones detrás de su ruptura: según él, Playà le habría propuesto en mayo invertir en un negocio familiar, oferta que rechazó tras consultarlo con su equipo legal.

El cantante se desmarca de las acusaciones

"Siento que tu reacción sea esta", continúa el autor de "Amiga mía", dejando claro que se desmarca por completo de cualquier acusación relacionada con prácticas inhumanas o espionaje: "Nunca he sido partícipe de estas prácticas y así seguiré toda mi vida. Te deseo encuentres tu camino y felicidad".

La respuesta llega en un momento especialmente sensible, cuando la conversación pública gira en torno a los límites del poder y la responsabilidad emocional. Playà, que asegura que conoció a Sanz con 18 años y que más tarde fue contratada para trabajar para él, afirma haber vivido una relación marcada por el control y la vigilancia. Asegura incluso que sus conversaciones privadas eran espiadas.

En su alegato, la joven se presenta como una mujer empoderada que ha decidido romper el silencio: "Ya no soy esa niña que estaba dispuesta a todo por estar más cerca de él". Una frase que ha calado en redes sociales, abriendo un debate complejo sobre carisma, fama y la fragilidad del consentimiento cuando la balanza emocional no está equilibrada.