Juzgada

Anabel Pantoja y el precio invisible de la fama: "Antes me insultaban por mi físico, ahora van donde más duele"

De "sobrina de" a figura mediática con nombre propio, la influencer sevillana confiesa en el pódcast de Ac2ality que, si pudiera volver atrás, elegiría el anonimato

Anabel Pantoja
Anabel Pantoja De viernes

"Si hubiera sabido todo lo que iba a pasar, no habría querido ser famosa". Con esa frase, tan rotunda como vulnerable, Anabel Pantoja resumía en el pódcast de Ac2ality una de las confesiones más sinceras de su carrera mediática. La influencer, que ha pasado de ser un rostro televisivo habitual a un fenómeno de redes con millones de seguidores, reconoce que el precio de la fama, lejos de pagarse con dinero, se abona con exposición, juicios y heridas invisibles.

Durante la entrevista, Anabel respondió con naturalidad a las preguntas rápidas del formato: confesó que no votó en las últimas elecciones por encontrarse enferma, que está en contra de prohibir la tauromaquia y que nunca ha hecho un trío -ni se lo plantea-. Pero fue cuando habló de su vida lejos de los titulares cuando se despojó de todo artificio: "Si tuviera un deseo, volvería al anonimato sin dudarlo. Ahora ya no se puede ir hacia atrás, pero si yo hubiera visto esta ventanita..."

Pantoja reflexionó sobre los dos lados de la moneda mediática. "Darte a conocer tiene muchas ventajas: puedes entrar en sitios gratis, tienes un trabajo privilegiado… Pero luego llega el precio. Te persigue la prensa, te hacen fotos sin pedírtelo. Eso es lo que más detesto, me parece una falta de respeto". En sus palabras resuena la contradicción de una generación que ha hecho de la exposición su sustento, pero que empieza a cuestionar sus límites.

Desde la llegada de su hija, Alma -que cumplirá un año a finales de noviembre-, su visión del mundo ha cambiado. "No me he podido separar de ella, he vivido su primer año… pero nunca podréis imaginaros lo que he vivido", explicó emocionada. Sin entrar en detalles, la influencer hizo alusión al desgaste que han provocado los rumores sobre su maternidad, desde una supuesta crisis con su pareja, David Rodríguez, hasta una investigación por presuntos malos tratos que ella desmintió con contundencia.

"El tiempo pone a cada uno en su sitio", dijo con serenidad. "La humanidad y la empatía están por encima de un titular o de un bloque para rellenar un programa de televisión".

Pero quizá su confesión más cruda fue la del odio digital. "Cuando estaba en la época de 'Sálvame' me insultaban mucho por mi físico. Ahora es peor, porque van hacia donde más duele", admitió. Y añadió con una mezcla de ironía y resignación: "Yo pienso: esta gente no está bien de la cabeza. Se meten en tu perfil, piensan el insulto más dañino… ¿Qué vida tienen?".

Entre la dulzura de la maternidad y la dureza del juicio público, Anabel Pantoja se muestra más humana que nunca. Una mujer que ha aprendido que la fama, a veces, brilla más desde lejos.