
Tristeza
Carmen Tello actualiza el estado de salud de Curro Romero
La esposa del mítico torero visitó el viernes la capilla ardiente de Rafael Peralta, amigo del matrimonio

El rejoneador sevillano Rafael Peralta, que murió el viernes en Sevilla a los 92 años, a consecuencia de una neumonía, forjó un estrecho vínculo de amistad y admiración mutua con Curro Romero, otra leyenda del toreo. El rejoneador fallecido hablaba de él como "un torero particular y un artistazo, todo lo que ha hecho ha sido enardecer al público".
El llamado Faraón de Camas no pudo despedirse de su amigo debido a su avanzada edad, 91 años, y su delicado estado de salud. Sí lo hizo su esposa Carmen Tello, que visitó la tarde del viernes la capilla ardiente para darle el último adiós y mostrar sus condolencias a toda la familia. "Mañana quería venir, pero le hemos dicho que mejor que no venga porque venía hasta aquí, con el calor que hace", explicó a Europa Press.
Indicó también que su marido y él estuvieron hablando "el día de su cumpleaños, el mes pasado, los dos hablaron por el teléfono". La pérdida del amigo ha causado en el matrimonio una profunda sensación de tristeza, más aún para Curro Romero, que no ha podido acompañar a la familia en este momento tan duro.

En las últimas semanas, ha enfrentado varias complicaciones médicas, aunque su evolución es favorable, según expresó su esposa. A principios de mayo fue hospitalizado por una infección renal acompañada de fiebre alta y bajada de presión, pero se recuperó y fue dado de alta pocos días más tarde.
Aferrado a la vida
Poco después, tras atragantarse con un vaso de leche y galletas relacionado con su párkinson, desarrolló una neumonía por aspiración. Este episodio requirió un nuevo ingreso con oxígeno y tratamiento antibiótico. El diestro se agarra a la vida y volvió a salir adelante después de una nueva crisis respiratoria que agravó su estado. Recibió el alta hospitalaria y ahora continúa su recuperación en casa. En su domicilio, la esposa sigue al pie de la letra las indicaciones médicas, en cuanto a tratamiento con antibióticos, oxígeno y control de vitales.
Carmen es, desde hace tiempo, el pilar esencial en el cuidado de Curro Romero y su cuidadora indispensable desde que se vio obligado a caminar con bastón y a usar silla de ruedas. Permanece a su lado constantemente y reacciona con celeridad a cada sobresalto. La degeneración macular le dificulta a su esposo reconocer los rostros, un motivo de tensión para él que solo su mujer consigue calmar. Ella fue también quien consiguió retrasar algunos signos de la enfermedad, impulsándole a ejercitarse cada mañana en bicicleta estática para conservar la fuerza y la movilidad.
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