Siempre polémico
Los delitos de Julián Muñoz: de las bolsas de basura a firmar contratos en el capó de un coche
El que fuese alcalde de Marbella acumuló un centenar de causas abiertas y condenas de hasta 22 años. Sus líos judiciales no terminaron nunca
Julián Muñoz ha copado infinidad de titulares a lo largo de su carrera política, pero especialmente cuando su nombre comenzó a asociarse al papel cuché por su romance con Isabel Pantoja, mientras se le creía felizmente casado con Mayte Zaldívar. Sin embargo, el que fuese alcalde de Marbella también provocó ríos de tinta por sus desmanes judiciales, los cuales llegaron incluso a mandarle a prisión. En 1991 entró como concejal marbellí de la mano de Jesús Gil, llegando a ser su sucesor como edil en 2002 cuando el expresidente del Atlético de Madrid tuvo sus propios líos con la justicia. Julián tampoco lo tuvo más fácil, pues una moción de censura le sacó del Ayuntamiento, pero parece ser que lo hizo con los bolsillos llenos. Aunque en su caso se hablaba más de bolsas de basura como medio para transportar ese flujo de billetes del montón público. Una confesión indiscreta dicha por Mayte Zaldívar cabreada por verse traicionada, que les salió muy cara. También de contratos tan fuera de la legalidad que se firmaban más allá de los despachos sobre el capó de un coche.
El gran entuerto que llevó a prisión a Julián Muñoz, así como a las dos mujeres de su vida, fue el ‘caso Malaya’. Pero antes tuvo que pasar el trago de ser imputado en el ‘caso Proinsa’, por haber autorizado una licencia de obra en zona verde en 1999, cuando ejercía como presidente de la Comisión de Gobierno. Esto le sirvió una condena de seis meses de prisión, así como ocho años de inhabilitación para ocupar un cargo público. Cuando recibió esta condena ya estaba trabajando con sus abogados por el ‘caso Malaya’, por el que entró en prisión provisional en 2006. Entre rejas le llegaban poco a poco más citaciones y acusaciones, pues estaba imputado en casi un centenar de procedimientos. Algunos se han ido alargando hasta hace tan solo unos meses atrás, estando ya en libertad porque su salud es incompatible con la vida penitenciaria. Mientras luchaba contra un “cáncer galopante” acumulaba nuevas condenas, aunque ya no suponían un peligro para su rutina, mucho menos para su libertad.
Después de haberse visto envuelto en el mayor caso de corrupción en España y tras permanecer 14 meses en prisión, la justicia no apartó su interés en él. El juez sospechaba que podría estar incurriendo en un supuesto delito de blanqueo de capitales, para lo cual entendía como necesarias a las otras dos imputadas: Mayte Zaldívar e Isabel Pantoja. Ambas cayeron en la tentación y corrieron la misma suerte que él. Aunque él tenía aún mucho escondido y que fue saliendo poco a poco, siendo objeto de investigación y después sentencia. Así, por ejemplo, sumó más años de inhabilitación a cargo público por prevaricación, porque en 2002 firmó la demolición de una edificación que no estaba en suelo municipal, para levantar en su lugar el parque El Delfín. Hubo más casos de prevaricación urbanística, como ‘Saqueo II’ o ‘Monteverde’, por otorgar licencias de obra ilegales. También coleccionó otros delitos como malversación de fondos públicos y cohecho como el ‘caso Minutas’ o ‘Moana’, entre otros.
Tras cumplir tres cuartas partes de las condenas que pesaban sobre él, Julián Muñoz salió en libertad en octubre de 2008. Había permanecido entre rejas dos años y medio. Volvería cinco años después, en 2013, cuando fue condenado a siete años y medio de cárcel tras la resolución de nuevos casos abiertos en su contra, por los mismos delitos: prevaricación, malversación de fondos públicos y blanqueo de capitales. Así ha acumulado a lo largo de su carrera 18 sentencias en firme con un total de 22 años, aunque no pudo estar más tiempo en una celda de Alhaurín de la Torre porque su salud no se lo permitió. Se acogió al tercer grado en 2016 y continuó su condena en un Centro de Inserción Social de Algeciras, para después seguir su condena en su propio domicilio, siendo vigilado mediante una pulsera telemática. También por las redes sociales, donde se publicó un vídeo suyo bailando sevillanas de madrugada, lo que le hizo sospechar a la justicia que no estaba tan mal como pintaba. Así regresó al Centro de Reinserción Social, hasta que probó de nuevo que su dolencia le obligaba a permanecer en casa, bajo cuidados de su familia. Así, desde 2016 estaba en libertad no porque hubiese cumplido con sus condenas, sino porque la patología cardiovascular que sufría se lo impedía, así como el posterior “cáncer galopante” que al final le ha ganado la batalla.
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