Opinión
El diario de Amilibia: Coordinadores de intimidad a Bruselas
"Mientras proliferan las guardianas de la pureza, algunos directores confiesan que se evita rodar escenas de sexo para evitar problemas"
Recuerdo que Pérez-Reverte escribió hace años sobre una actriz que, en una serie de TV basada en una obra suya, quiso denunciar judicialmente al actor que en una escena de cama, desnudos ambos, tuvo una erección. Acoso laboral, denunciaba la eximia. Antonio Ozores contaba con su especial humor la escena de sexo que tuvo con una compañera de reparto en una película dirigida por su hermano Mariano. «Ha quedado muy natural», dijo el director al acabar la escena. «Y tan natural –aclaró Antonio–, como que lo hemos hecho de verdad». Eran otros tiempos. Hoy, algo así mataría de un infarto a Montero. Para llevar al cine por el camino de la virtud que señalan MeToo y todas las nuevas iglesias, leo que crecen como flores de castidad empresas «coordinadoras de intimidad», casi todas dirigidas por actrices como Asssumpta Serna, Tábata Cerezo, etc.
«Aportamos elementos para que la escena sea lo más realista posible sin roce genital», dicen. Almohadillas y protectores de genitales para reducir al máximo contactos o traspaso de fluidos. Mientras proliferan las guardianas de la pureza, algunos directores confiesan que se evita rodar escenas de sexo para evitar problemas. No más acosos babosos en el cine español. Lenguas viperinas señalan que Feijóo debería contratar ya una de estas empresas coordinadoras de intimidad para enviarla a Bruselas y Waterloo a supervisar las relaciones entre Puchi y los interlocutores sociatas, sobre todo ahora que la Yoli participa como negociadora. Habría que evitar erecciones inadecuadas, roces impropios, orgasmos inoportunos, en fin, actos que no figuran en el kamasutra político español y que luego no podría encajar en la Carta Magna en forma de metáforas o eufemismos ni el mismísimo Conde-Pumpido. Avisado queda.
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