Cargando...

Opinión

El diario de Amilibia: ¡Llega el futbolín de Iglesias!

"Ya está abierta la nueva taberna Garibaldi de Pablo Iglesias y Echenique lo celebra en X"

Pablo Iglesias Gtres

Ya está abierta la nueva taberna Garibaldi de Pablo Iglesias y Echenique lo celebra en X: «Más grande, más bolivariana, más bolchevique, más narcocomunista, más soviética y, encima, mucho más accesible. Todo bueno». Ya puestos, podría haber alargado la retahíla, que es gratis: más guevarista, más maoísta, más castrista, más antiimperialista, más «pasionaria», más estalinista, más putinesca, más marxista y de la JONS, más… Cuentan que a Echenique su mujer le ha pedido el divorcio, y no he encontrado estudios neuronales sobre la relación de las separaciones matrimoniales con la exaltación entusiasta del credo comunista, dándolo todo por la fe incluso en la apertura de tabernas. El mundo del rojerío es complejo. Quizá Gramsci haya dicho algo de esto, pero ahora no tengo tiempo de leer a Gramsci. Iglesias, el patrón, fue parco: anunció que habrá terraza y «muy pronto un futbolín». Me imagino que la idea madre («un local solo para rojos, un espacio antifascista») se mantendrá intacta y la revolución está en el futbolín.

En el primer piso de la casa de mi infancia bilbaína había un club juvenil de Falange al que acudíamos la chavalería a jugar al pingpong y al futbolín. No nos hacían cantar el «Cara al sol» ni saludar brazo en alto. El pingpong fue luego un poco prochino, pero pensaba que el futbolín había sobrevivido al etiquetado ideológico. ¿El de Iglesias será «narcomunista» (Echenique dixit) y en los torneos se premiará al ganador con un tirito de farlopa? Ya se verá. Muy pronto, la taberna se convertirá en parada obligatoria para los turistas, como el Rastro o la churrería de San Ginés, y Pablo organizará otro crowfunding para poner una tienda de souvenirs: venderán, por ejemplo, tazas con la hoz y el martillo y camisetas con la imagen de Pablo Iglesias junto a la momia de Lenin. Éxito garantizado.