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Empeoramiento

Emma Heming, la esposa de Bruce Willis, desvela los cambios más duros de la enfermedad del actor: "Fue como una caída libre"

La modelo abre su corazón y relata cómo ha cambiado su vida junto al protagonista de "La jungla de cristal", desde los momentos de mayor oscuridad hasta los instantes de luz que aún logran conservar en familia

Bruce Willis junto a su mujer Emma Gtres

Han pasado ya más de dos años desde que el mundo conociera el diagnóstico de Bruce Willis. El eterno héroe de acción de Hollywood, a sus 70 años, libra la batalla más compleja de su vida: la demencia frontotemporal. Una enfermedad devastadora, sin cura, que no solo ha transformado su día a día, sino también el de toda su familia. Ahora, su esposa desde hace 16 años, Emma Heming Willis, ha roto el silencio en una entrevista con Diane Sawyer en la que se muestra profundamente vulnerable, revelando cómo ha aprendido a convivir con la ausencia silenciosa de un hombre que, físicamente fuerte y saludable, se va apagando poco a poco en su memoria.

"Bruce está en muy buena forma, en gran salud, en general. Es solo su cerebro el que falla", confiesa con serenidad. Esa frase, tan rotunda como dolorosa, resume el contraste de su realidad: un cuerpo vigoroso, pero una mente que se fragmenta. Los primeros signos fueron pequeños, casi imperceptibles: silencios en las reuniones familiares, un carácter más distante, una tartamudez que regresaba desde la infancia. Después, vinieron los olvidos en los rodajes, las frases incompletas, la confusión. Hasta que el diagnóstico se hizo inevitable.

Diagnóstico devastador

El día en que escuchó la palabra "demencia frontotemporal" quedó grabado para siempre. "Fue como una caída libre. Salí de la consulta sin nada, sin esperanza, en pánico", recuerda. Ese instante marcó un antes y un después, no solo para ella, sino también para las hijas que comparte con el actor -Mabel (13) y Evelyn (11)- y para las mayores que Bruce tuvo con Demi Moore: Rumer, Scout y Tallulah. Todas, sin excepción, se han convertido en un frente unido alrededor de él.

Demi Moore y Bruce WillisDemi MooreInstagram

La enfermedad obligó a la familia a reestructurar cada detalle de su vida doméstica. "El ruido lo agobiaba, así que dejé de organizar reuniones en casa. Eliminé las fiestas de pijamas de las niñas. Nos aislamos… todo para protegerlo", explica. Más tarde llegaría la decisión más dolorosa: trasladar a Bruce a una casa adaptada, de una sola planta, donde pudiera recibir atención constante. Aun así, Emma desayuna y cena con él cada día. Porque la presencia, asegura, sigue siendo el hilo invisible que los mantiene conectados.

En medio de la incertidumbre, la modelo se aferra a los destellos que todavía iluminan su rutina: una carcajada profunda, un brillo inesperado en la mirada, un gesto cómplice. "Sé que me reconoce. Nos toma de la mano, nos abraza… y responde. Eso es todo lo que necesito", confiesa entre lágrimas. Para ella, no importa que olvide fechas o nombres: lo esencial es sentir la conexión emocional que sobrevive intacta.

Su próximo libro, "The Unexpected Journey" -a la venta el 9 de septiembre-, recoge esta experiencia de amor, miedo y resiliencia. Una guía para otros cuidadores que atraviesan procesos similares. "Al principio me sentía perdida, aislada, asustada. Lo que necesitaba era que alguien me dijera: ‘Esto parece imposible ahora, pero vas a encontrar tu equilibrio’".

Con esa honestidad cruda, pero también con una serenidad, Emma Heming Willis lanza un mensaje que va más allá de la enfermedad: el amor, en su forma más pura, sobrevive a cualquier diagnóstico. Y aunque los destellos de lucidez se desvanezcan rápido, Bruce -ese Bruce que conquistó a millones de espectadores en la pantalla- sigue estando ahí. Y eso, repite ella, "es lo que de verdad importa".