Masculinidad

Fin a la esclavitud del vello: vuelven los hombres de pelo en pecho

La metrosexualidad de los primeros años del 2000 deja paso a una tendencia en la que prima la naturalidad y la no depilación

Jon Kortajarena
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¿Alguien ha olvidado la moda que hubo a principios del siglo XXI por el hombre metrosexual? En pleno despertar del 2000, el macho alfa dejó de estar en boga para dar paso a un perfil que se preocupaba por la estética y por su apariencia. El periodista Mark Simpson fue el creador de ese término que apareció en el diario «The Independent» en 1994 al juntar dos conceptos: «metropolitano» y «sexual». Personajes como David Beckham y junto a él muchos futbolistas, encarnaron al nuevo gladiador que servía como referente de la nueva masculinidad que se planteaba. Los cuidados estéticos, que iban desde las cremas hidratantes hasta la depilación o la preocupación por la moda, se empezaban a poner en boga. Detrás de esto se encontraba otro fenómeno: las grandes corporaciones encontraron en el hombre un sector donde se podía crecer exponencialmente, ya que más allá del «after shave» y el desodorante, se le había descuidado por completo.

Al igual que este concepto de masculinidad triunfó durante los primeros años del 2000, ahora parece que entra en crisis parte de la receta que configuró este ideal estético. Si bien cada vez son más los hombres que atienden su apariencia y llenan su neceser de productos cosméticos, la depilación ha entrado en una crisis que puede llevar al traste con un negocio que del 2000 al 2010 experimentó un crecimiento del 40 %.

La generación Z manda

En un periodo donde se hace especial incidencia en el «body shaming», es decir, la humillación corporal, estaba claro que tras imponerse en las mujeres, tenía que calar en el sector masculino. Y el vello es uno de los primeros en haberse visto favorecido por esto. Durante años se dijo aquello que el hombre, cuanto más peludo más hermoso, y si bien esto no se sigue al pie de la letra, parece que sí podría considerarse un leitmotiv para la generación Z. De hecho, basta echar un repaso a sus ídolos para comprobar que aquello de la depilación total parece haber pasado de moda.

El actor Manu Ríos muestra sus piernas con vello y parece sentirse orgulloso de la pelusilla que le sale en el pecho, lo mismo que el cantante Guitarricadelafuente, que en una de las imágenes de su nuevo trabajo, «Spanish leather», aparece en primer plano sus piernas y brazos, cubiertos de vello. El actor Omar Ayuso, por ejemplo, se ha convertido también en un gran defensor de esta tendencia, negándose por una parte a depilarse las cejas y defendiendo el pelo en el hombre.

Miguel A Muñoz
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Si en 2010 Cristiano Ronaldo imponía un estilo depurado, ahora Shaw Mendes (cuyos fans hace unos días colapsaban el centro de Madrid) es quien define al nuevo hombre que prefiere la naturalidad, ofreciendo una imagen más relajada.

Otro que se ha erigido como uno de los grandes defensores de esta nueva tendencia es el actor Jonathan Bailey, que ya en «Los Bridgerton» nos dejaba ver su cuerpo con pelo. Paradigmático es el caso de Miguel Ángel Muñoz, que se hizo conocido en «Un paso adelante», donde se exhibía como un dios griego que en 2026 ha decidido bajar del Olimpo y posar con su vello. Lo mismo hace Jon Kortajarena, dejando bien claro que esta nueva tendencia ha llegado para quedarse.

Bailey
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¿Se acabó entonces la era de los cuerpos lampiños? Si bien todo hace indicar que todavía queda camino por recorrer, lo que sí está claro que es que el futuro navega hacia ello. La próxima vez que salgan a la calle, fíjense en las piernas de la gente joven y descubra cómo lo que se lleva ahora es el pelo.

El fútbol deja de ser la referencia

Es curioso cómo parece que las referencias masculinas han variado también en lo que va de siglo. Y es normal si tenemos en cuenta que ya han pasado veinticinco años de esta centuria que, para algunos, todavía parece recién estrenada. Con una nueva generación que apenas ve la tele, sino la televisión en streaming, y que parece haber cambiado de prescriptores, dejando de lado a las estrellas del balón y cambiándolas por las estrellas de las redes sociales, con un concepto diferente de la estética de los astros del deporte rey y un perfil mucho más similar al español medio, está claro que el futuro se encamina a una estética más desenfadada. Primero fue la zapatilla con el traje, revisando de esta forma los códigos de vestimenta, y ahora parece que le toca el turno a la belleza normativa que desde el inicio del siglo XXI se había impuesto en el hombre.