
Luto en el Vaticano
La intrahistoria del protocolo de la Santa Sede: sin medallas y cargado de ritos
De los gentilhombres de Su Santidad a los códigos de color. La otralectura del funeral papal

El ceremonial y protocolo de la Santa Sede siempre tuvo fama de sofisticado. Se trataba de aportar la debida dignidad a los actos de los que el Pontífice, Vicarius Christi en la Tierra, era protagonista. Se decía que el ceremonial papal estaba concebido para honrar a Dios a través del Rito Sacro. Fue revisado por el Concilio Vaticano II y modificado mediante un Motu proprio, el Ponfificalis Domus, de San Pablo VI en 1968, que supuso la eliminación de lo considerado superfluo. Ya no se llamó más “Corte Pontificia” sino “Casa Pontificia”. Así, se alejaba la referencia al Papa como soberano, así fuera electivo, para subrayar su condición paternal. Hasta ese momento existía una congregación compuesta por cardenales y maestros de ceremonia que se ocupaba de esa materia. Actualmente es la Prefectura de la Casa Pontificia la que se dedica a esos menesteres con un perfil más burocrático que cortesano.
Protocolo cardenalicio
La Corte Papal rodeaba al Pontífice. Eran tiempos en los que los embajadores ante la Corte Pontificia, ya desde el siglo XIV, tenían el privilegio de sujetar las varas del palio papal. Todo eso, palios -salvo al reservado al Santísimo-, silla gestatoria, flabelos,… ha desaparecido del ceremonial. Los cardenales se dividen en tres órdenes, de más a menos: obispos, presbíteros y diáconos y en el ceremonial tienen precedencia ya que representan los potenciales “herederos” del Papa. Basta ver como sus esclavinas, solideos y hábitos de coro rojos están siempre en primera fila, seguidos de los violeta de los arzobispos y obispos.

Todavía hoy existen reductos de esa corte como los gentilhombres de Su Santidad, vestidos de frac con su collar dorado, los prelados de antecámara secreta, los sediarios pontificios -que antes llevaban la silla gestatoria y ahora cumplen funciones diversas como ayudar en las audiencias o llevar el ataúd del Papa-, los agregados de antecámara, con su frac y collar de plata -salvo su decano que lo lleva de oro-, o los miembros del Círculo de San Pedro -fundado por Pío IX para el servicio de honor- también de frac con el lábaro de Cristo en la solapa, que ayer, cuando fui a visitar los restos mortales del pontífice, entrando por la puerta “della Preghiera” de la basílica, vi como recibían solícitos a unos y otros para acompañarles hasta el ataúd del Papa.
Lo correcto es que los gentilhombres, en funerales papales o el viernes santo, no lleven condecoraciones en su frac. Sí, en canonizaciones o visitas de Estado. He sido amigo, hasta sus fallecimientos, de dos gentilhombres, el italiano Duque Diego de Vargas Machuca y el Embajador Carlos Abella y Ramallo. Y lo soy del actual Conde de Tepa, también gentilhombre de Su Santidad. Cuando el Papa Francisco citó a todos los gentilhombres a poco de iniciar su pontificado, Diego me llamó y me explicó que el Santo Padre les recordó que su función no era sólo acompañar a los Jefes de Estado, sino hablarles de Dios. Hemos podido ver cómo el gentilhombre y príncipe Mariano Hugo Windisch-Graetz -marido de la archiduquesa Sofía de Austria, que tantos años vivió en España- acompañó al vicepresidente de los Estados Unidos J.D. Vance en su reciente visita al Papa Francisco, en lo que sería su última audiencia a un gobernante extranjero. Hoy también estaba ejerciendo funciones, lo mismo que otro gentilhombre de Su Santidad, el embajador Alfredo Bastianelli.

Los cardenales y obispos con casulla carmesí, los primeros con mitra adamascada y los segundos con mitra blanca lisa. Centenares de sacerdotes, capellanes y prelados de honor de Su Santidad, y también canónigos de San Pedro y protonotarios apostólicos, de número, de los que sólo hay siete, y supernumerarios, con sus vestiduras violáceas. También gran número de eclesiásticos de rito ortodoxo, en un área junto a los cardenales, subrayando la búsqueda del ecumenismo.
El funeral del Papa Francisco ha sido una manifestación de oración comunitaria por el alma del pontífice. Fue celebrado con su potente voz y ante el ataúd papal, que portaron los sediarios, por el Cardenal Decano del Colegio Cardenalicio Giovanni Battista Re -cargo elegido entre los cardenales obispos- al que he tenido la suerte de conocer en su casa del Vaticano cuando el Infante Don Carlos, duque de Calabria, le hizo capellán gran cruz de la Orden Constantiniana de San Jorge. Vi entrar a Su Eminencia tras una larga fila de a dos del resto de cardenales, seguidos por los exarcas y eparcas de las iglesias católicas de rito oriental.
La asistencia de Jefes de Estado y de gobierno, ministros, embajadores y otros dignatarios ha sido abrumadora. Por lo que respecta a la realeza europea, ellos iban vestidos con traje oscuro, camisa blanca y corbata negra y ellas de negro, generalmente con mantilla del mismo color. Estaban presentes los Reyes de España, Don Felipe VI y Doña Letizia, los Reyes de los Belgas, Felipe y Matilde, la reina María de Dinamarca, los Grandes Duques de Luxemburgo, Enrique y María Teresa, los Príncipes de Mónaco, Alberto II y Charlene, Guillermo, príncipe de Gales, los Príncipes Herederos de Noruega, Haakon y Mette-Marit, la princesa María Carolina de Liechtenstein, el príncipe Mulay Hassan de Marruecos… Entre los Jefes de Estado, los presidentes Donald Trump, Emmanuel Macron -como presidente de Francia y co-príncipe de Andorra -también estaba en primera fila el otro co-príncipe, Mons. Joan Enric Vives, obispo de Seo de Urgel- , Javier Milei, en sitio destacado por ser presidente del país natal del Papa difunto, Alexander van der Bellen, Inacio Lula da Silva, Frank-Walter Steinmeier, Alar Karis, Michael Higgins, Edgars Rinkevics, Gitanas Nauseda, Andrzej Duda, Ilie Bolojan, Peter Pellegrini, Natasa Pirc Musar, Volodymyr Zelensky, Ursula von der Leyen, Antonio Costa, además de diversos primeros ministros como Giorgia Meloni, Marcel Ciolacu, Olaf Scholz, Sir Keir Starmer, Christian Stocker o Anthony Albanese. Muchos estaban acompañados por sus esposas.
También asistieron príncipes de casas reales ya no reinantes como Aimone de Saboya y su esposa Olga de Grecia, Pedro de Borbón Dos Sicilias, duque de Calabria y su esposa la princesa Sofía con seis de sus siete hijos, Manuel Filiberto de Saboya, Carlos de Borbón Dos Sicilias, duque de Castro.
Felipe VI y Letizia no rompieron el protocolo

Durante la misa, se pudo ver a los Reyes Felipe VI y Letizia usando gafas de sol en varios momentos, lo que provocó la duda de si estaban incumpliendo o no el protocolo para un acto funerario como este. Sin embargo, Casa Real no tardó en salir en defensa de Sus Majestades al señalar que los monarcas habían hecho uso de este accesorio, siguiendo las indicaciones del propio Vaticano, que recomendaba su empleo ante la exposición directa al sol durante un par de horas sin posibilidad alguna de movimiento. Un gesto que también han practicado otros asistentes (como la reina Rania de Jordania, situada varias filas por detrás), aunque no en la primera fila de la plaza del Vaticano.
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