
Herencia
El legado de Giorgio Armani: la alta costura tiene nuevo heredero
El diseñador italiano dejó un testamento minuciosamente planificado y su imperio de moda en manos de la fundación que lleva su nombre, garantizando la independencia de su firma y su esencia creativa

El pasado 4 de septiembre, la moda perdió a uno de sus gigantes. Giorgio Armani falleció a los 91 años, dejando un vacío que nadie podrá llenar, pero también un legado cuidadosamente diseñado que asegura que su visión siga viva. Maestro de la sastrería, revolucionario de la elegancia y dueño de una fortuna valorada en más de 12.000 millones de euros, Armani no dejó nada al azar, ni siquiera su testamento.
Apenas cinco días después de su fallecimiento, el 9 de septiembre, se abrió ante Notario el documento que detalla el destino de su patrimonio y la gestión de su imperio. Según informa Corriere della Sera, Giorgio redactó dos escritos manuscritos y sellados en marzo y abril de 2025, cuidadosamente guardados en sobres cerrados hasta el momento de su apertura. Cada detalle, cada instrucción, fue concebido con la precisión y la discreción que caracterizaban al diseñador, demostrando que incluso en la partida deja una lección de estilo y rigor.

Además, la familia ha dado su visto bueno para que sus restos descansen en el Famedio de Milán, el panteón laico donde reposan las grandes personalidades de la ciudad. Un lugar que honra a un creador que transformó la alta costura y la forma de entender la moda, dejando una huella imborrable.
Pero más allá del reconocimiento póstumo, Armani pensó en el futuro. Desde 2016 comenzó a estructurar su legado con la creación de la Fundación Giorgio Armani, un instrumento destinado a preservar la independencia de su firma y proteger sus valores esenciales incluso después de su partida. Este organismo, cuidadosamente diseñado, se convertirá en el timón del imperio que el maestro levantó durante décadas.

Según La Repubblica, el consejo de administración de la fundación está compuesto por sus más estrechos colaboradores y familiares de confianza. Entre ellos, Pantaleo Dell’Orco compañero de vida y socio profesional durante casi cincuenta años, jugará un papel central en la preservación del legado. También forman parte del consejo sus sobrinos Luca Camerana, Silvana y Roberta, con responsabilidades definidas dentro de la casa, y Irving Bellotti, director de Rothschild Italia, encargado de la gestión financiera. Armani incluso incluyó una cláusula que prohíbe la salida a bolsa de la empresa durante, al menos, cinco años tras su muerte, asegurando así que la firma mantenga su independencia y su carácter único.
El adiós a Giorgio Armani no solo marca el fin de una era, sino que confirma que su visión perdurará. Cada costura, cada pasarela y cada decisión empresarial se encontrarán ahora bajo la tutela de quienes mejor entienden su esencia. La moda pierde a un genio, pero su legado, como él mismo lo concibió, continuará guiando a generaciones futuras con la misma elegancia y perfección que él defendió toda su vida.
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