Han pasado apenas unos meses desde el fallecimiento de Fernando Fernández Tapias, pero el nombre del empresario vuelve a ocupar titulares, esta vez por el contenido de su testamento y la tormenta familiar que ha estallado tras su apertura. En el ojo del huracán: su viuda, Nuria González, quien ha roto su tradicional discreción para emitir un contundente comunicado con tono de advertencia. Y no es para menos.

Desde que el pasado mes de octubre el empresario dijera adiós a los 84 años, el interés mediático por su herencia no ha hecho más que crecer. Esta semana, el portal Vanitatis desvelaba que los grandes beneficiados del testamento son Nuria y sus dos hijos en común con Fernández Tapias, Iván y Alba. ¿El gran ausente? El resto de la familia. En total, cinco hijos de matrimonios anteriores -Fernando, Íñigo, Borja, Juan Carlos y Sandra- habrían sido desheredados por un presunto "maltrato psicológico".

Acciones legales

La respuesta de Nuria no se ha hecho esperar. A través de un comunicado enviado por la agencia EFE, y a instancias de sus abogados, la empresaria denuncia la intromisión en su vida privada y en la de su fallecido esposo: "Habiendo tenido conocimiento de unas recientes intervenciones en medios \[...] que hacen referencia a la más estricta intimidad de su matrimonio \[...] reitera y se remite al comunicado emitido en noviembre de 2023, reservándose el derecho de iniciar cuantas acciones legales la asisten en defensa de sus derechos fundamentales". En otras palabras: el silencio ha terminado.

El nuevo texto no solo reitera su postura, sino que se escuda en la Constitución. En concreto, en el artículo 20.4, que marca los límites a la libertad de información y expresión en favor del derecho a la intimidad. «Derecho que -afirma- ha sido de nuevo vulnerado», y que será protegido "en cuantas ocasiones lo requiera".

La tensión no es nueva. Ya en noviembre, Nuria González había emitido un comunicado similar tras las primeras filtraciones, entonces apenas días después del fallecimiento de su marido. Ahora, con las revelaciones sobre el testamento encima de la mesa y una opinión pública dividida, la viuda de Fefé pasa al contraataque legal mientras el legado del magnate se ve eclipsado por la batalla más amarga: la que enfrenta a los que un día llamaron familia.