Inditex
Marta Ortega, la intrahistoria del día que apuntó su destino en ‘The Wall Street Journal’
No quiere ser «celebrity», pero sabe que es una celebridad desde la cuna. Esta es la historia del día que reveló su futuro en la compañía que fundó su padre
A las 12:43 del viernes 16 de noviembre de 2018 el notario Francisco Manuel Ordóñez, amigo personal de Amancio Ortega, entraba en la casa familiar de los dueños de Inditex, en La Coruña, situada en el paseo de la Dársena, en una zona conocida como O Parrote. A las 14:00 este hombre de 64 años había certificado el «sí, quiero» de la heredera del imperio Inditex, Marta Ortega, la tercera hija del magnate gallego y la única nacida de su segundo matrimonio con Flora Pérez, y Carlos Torretta, el «booker» de modelos y vástago del diseñador Roberto Torretta. Casi tres años después, de ese enlace que Peter Lindbergh inmortalizaría magistralmente en blanco y negro, aunque la novia iba de rosa (clarito), escuchamos por fin la voz de Marta Ortega Pérez.
La mujer que no deja de acaparar hoy portadas por anunciar que se convertirá a los 38 años en la sustituta de Pablo Isla al frente de Inditex, a partir del 1 de abril de 2022, tuvo este pasado verano su primer entrecomillado. Era su primera entrevista en un medio de comunicación, rompiendo así la tónica de silencio habitual liderada por su padre, Amancio Ortega y su madre, Flora Pérez. El magazine de «The Wall Street Journal» arrancó este pasado agosto a la entonces heredera su primera declaración pública de intenciones. «Siempre he dicho que dedicaría mi vida a desarrollar el legado de mis padres, mirando al futuro pero aprendiendo del pasado de la compañía», dijo entonces. Y el suplemento de moda y «lifestyle» de una de las biblias de la economía mundial la definió como el «arma secreta de Zara», una marca que en los últimos cinco años es cada vez más popular en Estados Unidos. En ese momento, ella no tenía ningún cargo directivo, pero sí tenía una importante presencia en el área creativa como reivindicaba la entrevista. Un golpe estratégico maestro para la compañía que no hizo más que dar el «sí quiero» a la llamada de los americanos. Una casualidad que sirvió para que medio mundo descubriera a la heredera del imperio Inditex. La intrahistoria de esa entrevista dice mucho del carácter de Ortega.
Nunca se realizó en un despacho, ni en los descansos de la sesión de fotos, ni en las instalaciones de la hípica de Casas Novas, donde fue consejera hasta 2000 cuando la sociedad fue absorbida por Pontegadea Inmobiliaria, el gran vehículo familiar inversor. Ni en la cubierta de alguno de los tres yates de la familia (su padre adquirió uno nuevo de más de cien millones de euros, que estrenará en 2024 cuando le boten desde los astilleros holandeses Feadship). Había muchas oportunidades para hacer una demostración de poder ante uno de los magazines más influyentes del mundo, pero no fue así. Marta Ortega decidió citar a la periodista en las instalaciones de la sede de la compañía en Arteixo, en La Coruña. Eso sí, después de haber llevado personalmente a su hijo mayor, Amancio, nacido de su primer matrimonio con el jinete Sergio Álvarez Moya, al colegio.
La periodista Elisa Lipsky-Karasz se llevó un retrato cercano de la ejecutiva. Fue recibida en la empresa e hizo el mismo recorrido que otras personas, como la que escribe, hacen cuando visitan el cuartel general de Inditex. La diferencia es que en los intermedios podía preguntar directamente a Marta, mientras tomaba consciencia del día a día de la entonces heredera. Allí pudo ver el perfil real de Marta Ortega, una mujer que departe mano a mano con su equipo. Incluso, en este tema se incluyó una declaración del ahora presidente saliente Pablo Isla: «Marta es muy humilde pero a la vez tiene opiniones muy claras sobre las cosas». Este matizó ya que se iría haciendo más fuerte con los años «conforme nos vayamos enfocando más y más en nuestros objetivos de sostenibilidad», zanjaba sin hablar de la sucesión, aunque era un tema ya más que cerrado en esa fecha. La sesión de fotos con el prestigioso fotógrafo de moda Steven Maisel no se realizó en Galicia. Lo de Coruña se zanjó así como una visita, salpicada de confidencias medidas. Las potentes imágenes de los primeros planos de Marta se tomaron en Nueva York. Ortega aprovechó una gestión de trabajo en esa ciudad para Zara e hizo las fotos. Fuera boato.
Permítanme cambiar de escenario y volver la boda de Marta y Carlos. Entonces todo quedó en familia y en su ciudad natal. La fiesta en el Náutico, en la dársena de siempre, en la casa de toda la vida de la familia. A Marta, como a sus progenitores, le gusta que quede todo en casa. «Ella no hace nada especial para tener notoriedad. La tiene porque es irremediable, pero sigue la política de la familia: cercanía en trato y sencillez», aseguran. Tal vez por eso, los invitados que acudieron el pasado viernes a la inauguración en La Coruña de la exposición homenaje al fallecido Peter Lindbergh coincidían: «Marta es muy maja y nada estirada».
Hay quien ha querido ver en la inauguración de la exposición una nuevo rumbo en política de discreción de Marta. No es cierto. La exposición llevaba gestándose meses y el azar ha hecho que todo sea una secuencia: entrevista en «WSJ», anuncio sobre la presidencia y exposición con celebridades que parecía que dibujaba un perfil más mediático. Lejos de la realidad. Ortega lleva desde que falleció el fotógrafo en 2019 pergeñando la idea de hacer una exposición homenaje con su hijo Benjamín, con el que también tiene una sólida amistad. Marta se enamoró del trabajo de su padre un verano, en la ciudad francesa de Arlés. Le propuso que hiciera fotos de su boda fascinada por el «aura eterna» de las miradas de sus retratados. Su devoción por este artista era total. «Era un ser humano estratosférico».
La inauguración de la exposición, que podrá visitarse hasta el próximo 28 de febrero, es también una declaración de intenciones, en las que asegura que quiere seguir potenciando su ciudad. Un acto así lo podía haber amadrinado en cualquier lugar del mundo. Por el día, hubo un acto al que acudió Núñez Feijóo. No es para menos. Los Ortega son la realeza gallega. Y al día siguiente vuelta al trabajo. Eso sí, la foto de la Marta campechana tomando el bocadillo de media mañana codo a codo con sus empleados formará parte de la leyenda de Inditex, algo queda solo para los ojos de los empleados de la compañía y no traspasa las paredes de las casas de los ejecutivos que viven en Oleiros.
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