Opinión

La crónica de Amilibia: Él es también el Príncipe de las Mareas

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno
Pedro Sánchez, presidente del GobiernoDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

En las cumbres sobre el cambio climático, al final les cuesta ponerse de acuerdo sobre cómo comunicar mejor que no ha habido ningún acuerdo. Y todo porque no han nombrado presidente de ese negociado a Él: un hombre capaz de transformar el delito de sedición en un botellón con algarabía, qué no podrá hacer con el cambio climático. Podría dejarlo en una marejadilla, que por algo también es conocido como el Príncipe de las Mareas: ahí están las que envía contra Isabel Díaz Ayuso (blancas por fuera y rojas por dentro) para que las pancartas victoriosas al paso alegre de la paz anuncien que «Ayuso mata» o «Ayuso, soy tu psiquiatra: chica estás fatal», pues de todos es sabido que la presidenta está mal de la cabeza, se pone hasta las cejas de ansiolíticos y MAR le tiene que aplicar electroshocks cada mañana con el primer café.

«Ayuso asesina», gritan, porque quiere vender la sanidad pública madrileña a Elon Musk o Bill Gates, ambos muy interesados en la Inteligencia Artificial, los metaversos y la inmortalidad a la que Isabel aspira para aprender a perrear como Anitta. Ya ha dicho Mario Vargas Llosa que «la política corrompe profundamente a los seres humanos», y antes de ver su hermoso cuerpo corrupto, la presidenta de la Comunidad es muy capaz de criogenizarse en la Puerta del Sol. En su novela «El escaño de Satanás», Esteban González Pons da noticia de la existencia de calaveras y otros huesos en los sótanos del Congreso. Falta por ver los que se hallarán en el subsuelo de la Asamblea de Madrid.

Y es que esta Ayuso ya no tiene ni la delicadeza de esconder sus muertos en el armario del Zendal, dirán las mareas del Príncipe.