La crónica de Amilibia: "Cosas de agujeros negros"

Soy un tipo absurdo, un bufón, que trata de aclararse a través de algo tan poco claro como la física cuántica, esa coña maravillosa como la lámpara de Aladino. Avanzan en el conocimiento de los agujeros negros y nos cuentan que, además de absorber todo lo que pillan, en su núcleo se encuentra la singularidad, un punto donde la gravedad es tan intensa que el espacio-tiempo se curva hasta el infinito. Alrededor de esta singularidad se ubica el horizonte de sucesos, una región donde cualquier objeto queda atrapado sin posibilidad de escapar. No sé ustedes, pero yo me siento en la pista del circo como ese objeto atrapado sin posibilidad de escapar del horizonte de negros sucesos en medio de payasos que se arrojan tartas de incompetencia a la cara.

Leo: "Las dos administraciones ponen a sendos equipos a trabajar para buscar cualquier información relacionada con la gestión de la catástrofe que ponga en aprietos al contrario. Moncloa y Generalitat agitan filtraciones para eludir culpas". "El PSOE invierte miles de euros para difamar a Mazón". Gasto inútil: está quemado, dicen, antes de la cremá. Así que en este agujero negro nacional todo se centra en atrapar culpables. No consta que hayan convocado en la güija al espíritu de Gila, que instigaba a los presuntos criminales flagelándonos con constantes indirectas ("aquí hay alguien que ha matado a alguien") hasta que, agobiados, cantaban la gallina.

Como son incompetentes los que buscan a otros incompetentes, mucho me temo que la lista de culpables va a ser insuficiente para alimentar al fanatismo que fusila en las redes. "Sólo el pueblo salvará al pueblo", gritan. Ignoran que en el pueblo, como en los agujeros negros, cabe de todo: saqueadores, timadores, embaucadores, mentirosos y los que piden lotería de Valencia convencidos de este año caerá allí el Gordo. Mejor Valencia que doña Manolita.