Opinión

El diario de Amilibia: Chantaje Puchi S. A.

"Sólo está claro que el fugado tiene cogidos por los mismísimos a los dos líderes, y promete apretar"

Former Catalan regional premier Carles Puigdemont speaks during a debate on 'Review of the Spanish Presidency of the Council' at the European Parliament in Strasbourg, France, 13 December 2023
Carles PuigdemontAgencia EFE

 Vuelven las mascarillas y las epidemias. Debemos a los estoicos el concepto filosófico del eterno retorno: el mundo volverá a crearse después de extinguirse, me imagino que con la colaboración de Sánchez y su socio Puchi en la extinción. De esta visión circular del tiempo ya nos hablará Zapatero un día de estos, quizá para culminar su teoría del infinito. Leo por un lado: “Golpe a Sánchez: Junts votará contra tres decretos. Tres importantes iniciativas del Gobierno quedan en el aire: dos están vinculadas a los fondos europeos y otra pretende la prórroga de las medidas anticrisis”. Leo por otro lado: “El PP teme el “chantaje continuo” de Junts por los contactos de agosto”. Ya saben: no está claro ni para Miguel Tellado si los enviados del PP quedaron con los de Junts para tomar agua mineral o café helado en un hotel de Barcelona o una horchata en un bar de las Ramblas. Pero se vieron.

Es lo que tienen las reuniones secretas, que luego son muy difíciles de explicar. Sólo está claro que el fugado tiene cogidos por los mismísimos a los dos líderes, y promete apretar. Eso duele. Cuentan las lenguas viperinas que Puchi, gran lector de historia, tiene enmarcada en su despacho una gloriosa frase del deslenguado de Lyndon B. Johnson, el que sucedió a Kennedy en la Casa Blanca: “Jamás confío en un hombre a menos que tenga su polla en mi bolsillo”. Dicen que a Puchi le hacen los trajes con bolsillos enormes para que le quepan penes y panes.

Cicerón dijo en su primera Catilinaria: “¿Hasta cuando abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?”. Catilina tuvo que salir por piernas del Senado: entonces los carros no tenían maletero. Aquí nadie sale corriendo de la Moncloa a no ser que vaya al BEI. El eterno retorno: Mónica, voy a comprar mascarillas.