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Rosa Benito decepciona en su reaparición

Rosa Benito
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Aburrió con lo que ya es su letanía plañidera. Insistió en sus reiterados problemas maritales que parecen ya superados y en ese incierto estado de salud del que poco aclaró. Sólo insistió en sus intenciones, afortunadamente fallidas, de quitarse la vida, primero con pastillas y luego pensando en cortarse las venas. La audiencia nocturna estaba expectante ante una aparición tan morbosa después de la campaña publicitaria que se montó para este decepcionante retorno de Rosa Benito, 109 días después de alejarse de «Sálvame». El programa es, más que nunca, una tabla de salvación. Ella afirmó que tornaba no por dinero, sino para empezar de cero. Dio vueltas a lo de siempre, citó a Marisa sin venir a cuento, contó de forma imprecisa su último ingreso en un psiquiátrico, donde estuvo dos semanas –lo mismo que José Fernando en el «Hipócrates» barcelonés, hay que creer en las curaciones milagrosas– y luego veinte días «sin salir de casa» por prescripción facultativa. Estaba algo alicaída de aspecto, y tampoco encontró una «rentrée» cordial entre sus amigos o compañeros. Tan solo Belén Esteban –que cada día demuestra que es todo corazón, y así le va con una y con otra–, expresó calidez y humanidad . Mila Ximénez, siempre exacta en sus apreciaciones, no le dio un beso de bienvenida, mientras María Patiño, que no se casa ni con ella misma, la descalificó molesta del cansino «que viene el lobo» que nos vendió durante dos años «la cuñá». Curiosamente, y esto sí que fue una novedad, no recurrió al acento andaluz. Es una estratagema, un hábito o recurso que usa cuando le fallan otros. Lo andaluz también como salvavidas, hay que ver.

Rosa reveló que tras ese ingreso exprés «me he encontrado a mí misma» al tiempo que asustó hasta el estremecimiento –habrá que creerla, no se juega con las cosas de comer– al asegurar que: «Advertí a Amador que si me visitaba en el centro me quitaría la vida cortándome las venas». Descolocó con afirmaciones tan contundentes como que «la doctora temía que hiciese alguna locura». Nos preguntamos cuál o qué dolencia motivó su ingreso –el primero, con presunción de ingerir una caja entera de pastillas– y provocó que se hiciese público el diagnóstico y su consiguiente tratamiento.

Se me ocurre que, tan íntima de Belén que incluso le perdonó sus infidelidades «pasilleras» –los de Telecinco son largos y dan para mucho «largue» extra platós–, acaso vuelva al punto de partida –un tema de Rocío Jurado que subrayó, no sé si irónicamente, la banda sonora del anuncio del «Sálvame Deluxe»– y sea la tercera en discordia en el contencioso que ahora tienen liado la princesa del pueblo y su colega sevillana Raquel Bollo. La ex de Chiquetete airea la deuda de 12.000 euros cuya publicidad levanta ampollas, debates, polémica y causa sonrojo, desvelando una amistad hasta ahora entrañable y confiada. Así se demuestra que no puedes fiarte de nadie. Segundo batacazo afectivo en menos de un mes para Belén, que siempre dio razones, detalles y datos inéditos acerca de un mal afortunadamente superado con voluntad y coraje. Rosa todo lo dejó a medias vendiendo lo del «borrón y cuenta nueva» que pareció un cuento super explotado. ¿Qué hará a partir de ahora sin poder comentar de Amador o de Chayo, televisivamente defenestrada por culpa de su marido? Aunque la conozco, no imagino a qué recurrirá la alicantina para seguir interesando y poniéndonos el corazón en un puño. La última audiencia en desbandada parecía alarmante. Nunca será Belén Esteban, y mira que lo intenta.