Londres

De policía infiltrado a activista radical

Nadie hubiera pensado que detrás de ese pelo salvaje, esos tatuajes, esos pendientes y esa cara de malo, Mark Kennedy guardaba una placa de policía. Pero el joven de camiseta negra lo era. Durante siete años vivió una doble vida.

Mark Kennedy
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Repartía su tiempo entre su oficina y las granjas abandonadas, donde reclutaba a gente para los movimientos ecologistas Sus jefes le habían infiltrado.

Con un pasaporte falso que le «bautizó» con el apellido de Stone, viajó por 22 países y organizó las protestas más importantes de la última década. Los verdes británicos le apodaban «Flash» (Ostentoso), en referencia a su desahogada economía. Durante sus largas ausencias decía que viajaba a EE UU a visitar a su hermano y nadie sospechó de él. Gozaba de popularidad. Es más: para su 40 cumpleaños logró reunir a más de 200 «colegas». Ahora, éstos dicen sentirse «traicionados» y «asqueados» y piden su cabeza en internet. Pero no se puede decir que Mark fingía completamente la simpatía que les profesaba.

Después de haber sido descubierto, «Flash» ha echado por tierra el intento de procesar a seis ecologistas acusados de conspirar para cerrar una central térmica en Nottingham –norte de Inglaterra– en 2009. En definitiva, el villano se ha convertido en héroe. El proceso judicial debía comenzar ayer, pero fue anulado después de que el agente encubierto contactara con la defensa para decir que estaba de su lado. La Fiscalía retiró los cargos, al considerar que su testimonio sería decisivo. El plan de los activistas era cerrar la central, que utiliza carbón como combustible, para protestar contra el cambio climático. Danny Chivers, uno de los seis acusados, declaró ayer que Kennedy fue mucho más allá de ser un mero observador. «No estamos hablando de alguien que se sentaba a tomar notas. Estaba metido de lleno», matizó. Tras ser descubierto en octubre, el policía presentó su dimisión alegando que su vida y la de sus familiares corría peligro. Ahora vive en el extranjero y asegura que lo que hizo estuvo «realmente mal».


De campaña ecológica por España
Entre otros lugares, el agente estuvo en Islandia para protestar contra la construcción de una presa, en España para hacer campaña con grupos ecologistas locales, y en Alemania e Italia, donde tomó contacto con grupos anarquistas. También participó en las protestas contra la cumbre del G-8 que se celebró en 2005 en Gleneagles, y que ayudó a gestar y dar forma al movimiento del Climate Camp. Además, «Flash» entró ilegalmente en centrales térmicas e invadió pistas de aeropuertos, acciones que llevaron a sus superiores a considerar que había dejado de ser un «espía» para ser sólo un provocador más.