Copa del Rey

Crítica de libros

Pase lo que pase

La Razón
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Observo el alarde sevillista de mi vecino de página y constato que, tal y como manda el libro de estilo impuesto por el presidente de su club, el comedimiento y la humildad siguen lamentablemente siendo virtudes en peligro de extinción. Es verdad que los aficionados no tenemos que pa- recernos a los palcos y que mi vecino ha demostrado con acreditada valentía esa distancia, pero aún así parece que hay algo en el discurso oficial que se contagia hasta a los disidentes, para desgracia de los caballeros de antaño.Le diré a mi ilustre contrincante del sur de la Gran Bretaña, autor del imaginativo eslogan «el doblete se va al garete», que no escribiré aquí que el Atleti va a ganar esta Copa porque no lo sé y además me espanta el autobombo «ronceriano». Mucho menos me oirán que, si ganamos, los sevillistas deberán meterse en ningún hoyo.Yo sólo me atrevo a asegurar que en el Camp Nou lo vamos a intentar, desde la alegría que vivimos y desde una manera de entender la rivalidad con su equipo que nos impedirá, pase lo que pase, meternos bajo tierra, amigo. Algo que, por cierto, nunca hemos tenido necesidad de hacer. Ni, desde luego, ponernos un sombrerito.