Nueva York

Keaton la bulímica arrepentida

Es una de las actrices más rentables y exitosas de la industria. Su estilo y su sonrisa abierta son el símbolo de la mujer madura que ha sabido ganar en seguridad con el paso de los años. Sin embargo, la Diane Keaton que daba sus primeros pasos en el mundo de la interpretación poco tiene que ver con la versión que ahora conocemos.

Diana Keaton, el lunes, paseando por las calles de Nueva York
Diana Keaton, el lunes, paseando por las calles de Nueva Yorklarazon

De hecho, reconoce que «crecí con una imagen muy pobre de mí misma». Ésta y otras confesiones aparecen en «Then Again: A Memoir», la biografía que recoge los secretos de una actriz a la que muchos han catalogado como la «más ermitaña» desde Greta Garbo. Poco dada a comentar aspectos de su vida privada, Keaton rompe su silencio en este libro, en el que desgrana detalles sorprendentes y muy personales, definiéndose como una mujer neúrotica, de baja autoestima, que incluso llegó a padecer bulimia durante su juventud.

Una pareja de película
La actriz ingería grandes cantidades de comida y describe que en el desayuno tomaba una docena de magdalenas, tres huevos fritos con beicon, tortitas y cuatro vasos de batido de chocolate, mientras que al mediodía llegaba a comer hasta tres filetes con mantequilla, patatas asadas, pastel de manzana y dos helados de chocolate. Unos atracones que acababa vomitando porque se sentía culpable. Keaton también admite que este desorden alimenticio afectó mucho a su relación con Woody Allen. «La bulimia eclipsó el deseo por mi pareja; patético pero cierto», asegura. Se convirtió en la legendaria musa de Allen dentro y fuera de la pantalla y juntos elevaron al mito el amor caótico y delirante en películas como «Annie Hall» o «Manhattan». Sin embargo, el director no era consciente de la enfermedad de la actriz y se limitó, como si de uno de sus guiones se tratase, a recomendarle un psicoanalista para remediar sus problemas de autoestima. Tras varios años de ingestas compulsivas, confiesa que las terapias surtieran efecto y que pudo recuperar el control. Ahora, a sus 65 años, la actriz se siente aliviada al comentar este trágico episodio de su vida. «Escribir sobre todo esto es una oportunidad para decir, sí, soy la número 25 de las miles de personas que pasaron por esto. Me ayuda a desmitificar esta historia y a entender que la experiencia es mi mejor baza», comentó Keaton en «USA Today». En la biografía, la sempiterna soltera de oro en Hollywood también comenta detalles de sus relaciones sentimentales. Sobre Woody Allen, asegura que compartieron «el amor de torturarnos uno al otro con nuestros fracasos. Sus percepciones sobre mi carácter eran acertadas y comiquísimas».

 

Los amantes de «Annie Hall»
Aunque en su biografía defiende que es la maternidad la que lo descubrió el amor incondicional, también admite que buscó a su príncipe azul entre los grandes, hasta que entendió que estar sola no era una condena. Sus amores fallidos son uno de los principales alicientes del libro, en el que se habla de sus relaciones con Woody Allen (arriba), Al Pacino (abajo) o Warren Beatty.