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Fotografías de mal gusto

La Razón
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Mal gusto es lo primero que sugiere la fotografía de Esperanza Aguirre tumbada en una camilla tras ser operada del cáncer que padece. Lo segundo lo dijo el quiosquero que me vendió el periódico que la publicaba: «Será uno de esos desgraciados del corazón que van micrófono en ristre gritando que su deber es informar». Pues no. Han sido los «buenos» y por eso indigna más. No creo que ni al director del diario ni a la autora de la foto le hiciera gracia que alguien procediera de igual manera si fuese su hijo, su madre o su marido el que saliera de un quirófano recién operado de un cáncer. Sería igual de indigno. ¿Trabajo periodístico? Esa es la hipócrita y falsa excusa que suelen utilizar algunos integrantes de la prensa rosa para justificar sus atropellos y sus calumnias. Ni tiene interés informativo ni aporta nada y por no ser, la foto no es ni buena. También hay que agradecer este tipo de publicaciones al Tribunal Supremo y a sus absurdas sentencias. Sus jueces reconocieron hace poco que una persona conocida tiene menos derechos que una persona anónima y que por eso si alguien le llama asesino o zorra prevalece la libertad de expresión sobre el derecho al honor. Ni siquiera tiene que ver con la profesionalidad ni con el derecho a la intimidad sino con la moral de cada uno. Lo predicaba ese mismo diario cuando su mandamás se sintió, y con razón, ultrajado por una televisión privada aficionada a la basura. Sería bueno no hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan.