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Los inolvidables de César VIDAL: «El hombre de Kiev»

La Razón
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Leí por primera vez «El hombre de Kiev» en aquella colección Reno cuyos libros te destrozaban los dedos por la mala calidad del papel, pero que sólo costaban cincuenta pesetas. Para mí significaba no coger el autobús durante varias semanas, pero el sacrificio estaba compensado en términos culturales. Ignoraba entonces que la novela se titulaba «The fixer», algo así como «El remendón», y que existía una notable versión cinematográfica. Tampoco sabía que el relato se inspiraba en el famoso caso Belinsky, una de las últimas acusaciones antisemitas de crimen ritual en Europa. Mi ignorancia no impidió que, en plena adolescencia, esas páginas me conmovieran. En la novela se describía la historia de un pobre judío ansioso de asimilarse en la Rusia de inicios del siglo XX aún a costa de negar quién era y asumir una identidad falsa. Sin embargo, en su intento por ocultarse, va a descubrir que la sociedad que ansía convertir a los judíos, en realidad, los odia y está más que dispuesta a estigmatizarlos con supersticiones medievales.

 Humillado y ofendido
El remendón se verá envuelto en un asesinato del que es inocente y que se convierte, gracias a la propaganda antisemita, en un crimen ritual. A su paso por la cárcel, el judío, fracasado en su intento de integrarse en una sociedad que lo rechaza, descubrirá que el Jesús de los Evangelios no tiene nada que ver con los que dicen representarlo y, sin embargo, persigue a los que pertenecen al pueblo de Israel. Pero también se dará cuenta de que, en momentos críticos, el humillado y ofendido sólo tiene una salida, la de defender su dignidad siendo fiel a la verdad. He vuelto a «El hombre de Kiev» en varias ocasiones y siempre experimento la sensación de verme enfrentado con los aspectos esenciales de la naturaleza humana. No sólo eso. Cada vez estoy más convencido de que es una lectura obligatoria en una nación que todavía celebra con apoyo oficial leyendas medievales que se refieren a judíos que asesinaban niños y que tienen al frente a políticos que afirman en público que la misión del ejército de Israel es dar muerte a criaturas.