El celador de Olot acusado de once asesinatos afirma que es «buena persona»

En una entrevista que publica hoy el diario El Punt Avui, Joan Vila Dilmé, que permanece recluido en la prisión de Figueres desde octubre de 2010, considera que "quizás cualquier que se hubiera encontrado en mi lugar, ante gente en fase terminal, hubiera hecho lo mismo", e insiste en que ha ayudado a personas, pero que quizás él no era "la persona adecuada para hacerlo".

En la entrevista pide también que le busquen alternativas a la cárcel, como estar arrestado en su casa, porque no soportaría una larga condena de 25 años de reclusión.

Señala además que hará testamento vital para que, llegado el caso, no le dejen vivir según de que manera, e insisten en que no se considera culpable de nada y que no debe pedir perdón a nadie.

Joan Vila dice que no se reconoce cuando los medios de comunicación hablan de él, y recuerda que los ancianos a los que cuidaban hablaban muy bien de él y tenía muy buena relación con ellos.

Sobre la forma en la que mataba a los ancianos, ha negado que usara lejía, puntualizando que era un desincrustante con el que deshacía la medicación y que luego, con un poco de agua, lo ponía en unos potes y hacía un goteo.

Afirma que en la cárcel lee revistas de corazón y un libro, del que no recuerda el título pero que no sabe que le pasa porque no se puede concentrar y no se acuerda de las cosas.