Escultura

Gerda Taro discípula avanzada

Taro, la artística
Taro, la artísticalarazon

Su nombre ha inspirado los anhelos de más de una mujer que habrá tomado su leyenda como ejemplo para iniciarse en el oficio de la fotografía. Aventurera, valiente, comprometida con el momento y las causas que le tocaron vivir, y amante, por encima de las convenciones que dictaba la época, del fotoperiodista más conocido de aquellos años. Gerda Taro no fue la sombra de Robert Capa, y si algo deja esta exposición claro es que poseía tanto talento como su maestro. Creció bajo la tutela de él, pero era una discíplula aventajada que muy pronto se independizó de su influencia y tomó imágenes de extema dureza (como la de esos muertos de la Guerra Civil española que todavía hoy impresionan). El lema del húngaro era: «Si tu foto no es buena es porque no estás suficientemente cerca». Ella cumplió con aquella frase hasta encontrar la muerte. «De la maleta mexicana, que tiene unas 4.500 imágenes, cerca de 800 son de ella. Pero todavía pueden aparecer otras nuevas de ella en archivos y fondos de revistas», comenta Kristen Lubben, una de las dos comisarias de la muestra. Al comparar a uno y a otro, las diferencias son evidentes. Él era más periodista; ella, más artística. «Taro tenía otras influencias. Las del constructivismo ruso, la de la figura heroica y de una cultura artística que él no poseía». Lubben insiste en este punto: «Tenía una mirada más sofisticada, porque estuvo en contacto con los movimientos artísticos. Fomaba parte de la cultura vanguardista. Estuvo en contacto con ella. Y eso se nota en sus instantáneas».