Feria de Bilbao

Valor de veinte Esparteros por Santiago Martín «El Viti»

La Razón
La RazónLa Razón

Sin apenas tiempo para reponernos de la pérdida del inolvidable mechón blanco de Antonio Chenel, ayer me desperté con otro sobresalto. Se nos acababa de ir Diego Puerta. El mejor compañero que he tenido. No por ser una noticia esperada deja de afectarte cuando se consuma. La muerte del sevillano, que llevaba años combatiendo con una larga enfermedad y había controlado también ese obstáculo llamado diabetes, me deja un vacío importante.

Evoca en mí sentimientos profundos y buenos como él fue en vida. Un excelente compañero, pero, sobre todo, un amigo en lo cotidiano. Estuvo presente en el día más trascendental de mi vida, pues fue testigo de mi alternativa. Nos acabábamos de conocer ese mismo día y lleno de honradez, me deseó mucha suerte. Esa fortuna que le dio la espalda en estos últimos años... Maldita enfermedad. Seguía de cerca su evolución a través de su hija María José. Los cuerpos se debilitan y estos ocho días se había torcido todo.

También había flaqueado el de Diego Valor. Su infinita casta acabó sucumbiendo por increíble que le parezca a cualquiera que le haya visto torear. No he visto ni imaginado a nadie sobre un ruedo con tanta raza como Puerta. Fuera el toro que fuera. Daba igual. Ahí aparecía su inteligencia privilegiada para sacar su incansable ánimo. Los toros le embestían por su tenacidad. No se le agotaban las ganas de querer, de tirar para delante, y razones tenía de sobra por todo el cuerpo, porque los toros le pegaron muy fuerte.

¿Cuarenta? ¿Cincuenta? ¿Sesenta? Qué más da. El récord de mayor número de cornadas es suyo seguro. No le da tiempo a sanar. Toreaba con los puntos puestos y el animal le volvía a coger por el mismo agujero de la anterior cornada. Algo inaudito.
Junto a Paco Camino, los tres, formamos la terna más repetida en la historia del toreo. Más de un centenar de paseíllos juntos. Seguro. Con este último, otro genio con acento y gusto sevillano como Puerta, bromeaba siempre porque decíamos que de nuestro inolvidable Diego Valor se podía sacar para veinte Esparteros. Hasta siempre, torero.

 

Santiago Martín «El Viti»
Matador de toros