CEOE

Incógnita

La Razón
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El próximo miércoles se reunirá la Junta Directiva de la CEOE. Se despejará la incógnita. Depende de lo que suceda en el cónclave tendremos un nuevo líder, fuerte o débil. Todo depende de Díaz Ferrán. El mismo al que, los allí presentes, han sugerido que se marche.

Escenario 1. Abre un proceso electoral –evidentemente sin su presencia– que sitúe a la patronal en la primera división con un liderazgo firme para jugar con acierto en la complejidad político-económica y capaz de iniciar una ansiada renovación para adaptarse a las nuevas realidades. El nuevo presidente, por cierto, para esta tarea puede recuperar un viejo documento que hablaba de eso, de renovación, y que Cuevas guardó en un cajón simplemente porque se lo hizo llegar Juan Rosell.

Escenario 2. Puede vengarse de los que le echan apostando por la debilidad de su sucesor, esperando que lo haga bueno. Dimite y no convoca elecciones. Lo dicen los Estatutos: con el presidente dimitido, los 21 vicepresidentes deber elegir sucesor a uno de ellos. Lo harán allí mismo. Como mucho, podrán aplazarlo una semana. Asistiremos a todo un replay de aquellos hombres sin piedad capitaneados por Henry Fonda. Sin pasar por las urnas, el «elegido» gobernará la incertidumbre, el peor enemigo del empresariado. La antítesis de la estabilidad.

Díaz Ferrán, todavía está a tiempo de hacer algo sensato en su mandato. Por ejemplo, mirándose en un espejo cercano: las Cajas de Ahorro. La CECA ha pasado en sólo tres meses de la inestabilidad a lo previsible, y deseable. Ha finalizado las fusiones y consensuado una nueva y urgente ley. Ahora, la CECA tiene liderazgo y proyecto, estabilidad y certidumbre. La CEOE no puede ser menos.