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Bolivia

Los bolivianos que residen en España no compran el relato de Evo Morales

Cuatro activistas bolivianos que residen en Madrid se reúnen con La Razón para explicar los muchos agravios y desmanes que el pueblo de Bolivia ha tenido que soportar durante el larguísimo mandato del ex presidente Evo Morales

Bolivia se encuentra sumida en un caos que comenzó tras el fraude electoral en las elecciones del 20 de octubre. Y es que, la suspensión del escrutinio durante el recuento de votos de las elecciones presidenciales no pasó desapercibido para los que no compran la imagen “quasi mesiánica” del ex dignatario. Morales ofreció la repetición electoral para calmar a las multitudes que salieron a la calle a reclamar “limpieza”. Pero una vez que el informe elaborado por los observadores internacionales de la Organización de los Estados Americanos salió a la luz y probó el fraude electoral, los manifestantes ya no se contentarían con tan poco. La fuerza de las concentraciones pacíficas, la rebelión Policial que surgió en Cochabamba y el pronunciamiento del Ejército -que se negó a utilizar la fuerza contra su pueblo (como pedía Morales)-, marcaron su destino.

Ahora, Morales y sus adeptos -agrupados en torno al partido “Movimiento al Socialismo” (MAS)- denuncian un Golpe de Estado. Defienden que el ex mandatario tuvo que dimitir y exiliarse a México (invitado por el presidente López Obrador) por la amenaza de una detención ilegal y el peligro inminente a su integridad física por los grupos violentos. Pero esta es una versión de los hechos que no convence a todos. Ante la pregunta de si ha habido un golpe de Estado en Bolivia, Ana Karenina, una activista boliviana de 34 años, no duda ni un segundo: “No. No se destituyó al presidente, él tuvo que dimitir por el lapidario informe que emitió la OEA en el que se evidenciaban las grandes irregularidades en el proceso electoral”. “En ningún momento se utilizó la fuerza para que Evo Morales renunciase”, añadía Mateo Rosales, un joven abogado y politólogo boliviano de 26 años. Además, recuerdan que el ex dignatario ya llegaba a las elecciones presidenciales muy desautorizado por la Constitución que él mismo promovió y que prohibía su candidatura. Así como por la voluntad popular, que en un referéndum de 2016 rechazó que el ex presidente volviese a postularse.

Pero lo que lo que les quita el sueño en este momento es la violencia en la que se ha sumido su país. Marilyn Padilla, de 53 años, nos cuenta lo que está viviendo su hijo mayor, que actualmente reside en Bolivia: “La gente allí está desesperada. Hay mucho miedo porque Morales sigue convocando a sus bases para salir a la calle, pero no para protestar pacíficamente, sino para confrontar con palos y piedras a los manifestantes”, explicaba la boliviana abiertamente preocupada. La oposición y la Policía han denunciado en reiteradas ocasiones cómo se está alimentando a “grupos de choque”, que tratan de reprimir a los manifestantes mediante el uso de la fuerza, al más puro estilo de los “colectivos” chavistas. Marilyn cree que esta estrategia forma parte de un “plan macabro” diseñado para desestabilizar tanto la situación, que solo quede pedir el regreso de Morales. “Ese es su propósito, y no les importa cuántos vayan a morir”, sentenciaba la activista boliviana.

Echan mano a sus móviles y comparten dos vídeos que evidencian hasta qué punto están llegando estos “grupos de choque”. En el primero, una multitud arropada por la “Whipala” (bandera que simboliza el carácter indígena de Bolivia) se reúne en torno a un grupo de encapuchados con armas de fuego en las manos. Al frente, el cabecilla se dirige a cámara para advertir a los medios de comunicación: “A todos los canales opositores, más les vale que informen lo que tienen que informar, o sino desde aquí estamos saliendo a saquear todos las cadenas”, dice el encapuchado escopeta en mano. El segundo vídeo muestra el curioso desfile que escenifican los adeptos del ex mandatario, donde uno de estos “grupos de choque” marcha “al trote” calle abajo mientras son vitoreados por una multitud al grito de “¡ahora sí!, ¡guerra civil!”.

“Así es como reaccionaron el día que Morales presentó la renuncia. Fueron a saquear mercados, quemaron casas, puestos policiales, (…). Porque para ellos ahora la Policía también es un enemigo”, explicaba Marilyn Padilla.

Todos ellos sostienen que un elemento muy importante para superar esta crisis es que la comunidad internacional “tome conciencia. Que entiendan que Evo Morales cometió un fraude electoral. Y que ahora, lo que deberían hacer es apoyar al pueblo boliviano, y no a un presidente”, decía Ana Karenina. Resaltan además, que el problema solo se agrava con el exilio de Evo Morales en México, porque el Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador ha dado luz verde al ex dignatario -que al no estar en la Presidencia ya no tiene que contenerse- para seguir alentando a su gente desde la distancia a agredir a los que le contradigan.

Aunque hay esperanza, entienden que Bolivia va a tardar muchísimo en recuperarse de este trauma y se muestran prudentes a la hora de mirar al futuro. Para Mateo Rosales, “las puertas de la estabilidad de Bolivia están abiertas, el escenario de la transición es muy incierto. Nada nos dice que estos grupos no van a seguir generando violencia, y nada nos dice que no lo van a hacer en connivencia con los afines a Evo Morales; como Cuba, Nicaragua, México o Venezuela. Y la Presidencia de Áñez no asegura una transición pacífica. Es un paso importante, pero no hay nada garantizado”, reflexionaba el joven abogado.

Tienen confianza en que el relevo al frente del Ejecutivo será el opositor Carlos Mesa. Porque a pesar de que ninguno de ellos es realmente militante de Coalición Ciudadana y de que la figura de Mesa no despierta demasiadas pasiones en el grupo, lo tuvieron claro a la hora de posicionarse a su favor en las presidenciales, porque era el único con verdaderas posibilidades de vencer a Evo Morales y devolver a Bolivia a la senda de la Democracia. Carolina Gallardo, de 49 años, hace un llamamiento a la moderación: “Los que nos oponemos al círculo mafioso de Evo Morales tenemos que tener muchísima paciencia con toda esa gente que tenemos en contra. Es la única esperanza que tenemos para ganar esta batalla”.