Internacional
Las claves que han dado la mayoría absoluta a Boris Johnson
El primer ministro ha aglutinado todo el sentimiento “brexiter” con una campaña sencilla y realista frente a una oposición débil y dividida
Son muchos los motivos por los que los analistas políticos se explican ahora, una vez cerradas las urnas, la aplastante victoria de Boris Johnson, aunque hasta ayer las dudas sobre si el “premier” obtendría la mayoría absolutqa seguían en el aire, dada la profunda división generada en el seno de la sociedad británica por el Brexit.
“Get Brexit done”. Ha sido el gran acierto de la campaña “tory”. Johnson ha sabido representar el hartazgo de los británicos de todo lo relacionado con la salida de Reino Unido de la UE. Han sido tres años, desde la celebración del referéndum -23 de junio de 2016- de continuos tiras y aflojas con Bruselas y de bloqueos constantes en Westminster. Guerra civil en el Parlamento entre partidarios y detractores del Brexit que costaron el puesto a Theresa May y a punto a estado de acabar también con la carrera de su sucesor. Pero este supo reaccionar y convocó elecciones anticipadas para plantear la gran pregunta y resolverla de una vez: “Brexit sí no no”. Estaba claro que este 12 de diciembre se celebraba un segundo referéndum sobre el asunto y los británicos han dicho basta. Saldrán de la UE el 31 de enero, como les había pedido su primer ministro.
La acertada campaña de Johnson. El primer ministro ha hecho lo más difícil dado su currículum y su carácter. No ha cometido apenas errores en la larga campaña, tres semanas, a pesar de las minas. Famoso por sus bromas a destiempo, sus meteduras de pata, incluso por “mentiroso”, ha sabido contenerse y cumplió con creces en los dos debates con Corbyn. Además, ha lanzado pocos mensajes y muy directos con los que ha convencido al votante, que no ha entrado a valorar las dudosas cuentas de su programa económico y social.
Corbyn, el candidato de la incertidumbre. Los británicos han apostado por la seguridad, en el sentido de que frente a los conservadores Jeremy Corbyn se presentaba como un candidato débil, radical e impredecible si hubiese llegado a Downing Street. Su indecisión sobre la salida de la UE, sus dudas sobre un segundo referéndum o que dejara la puerta abierta a otra consulta en Escocia dentro de un tiempo han sembrado incertidumbre en el electorado. Al mismo tiempo, su programa económico y social, parecía un compendio de deseos irrealizables, como el hecho de que prometiera 50.000 millones de libras para las mujeres.
Victoria en feudos laboristas. Gracias al filón “brexiter”, Johnson se ha impuesto en muchos distritos del norte y del centro de Inglaterra, de tradición industrial e históricamente laboristas, pero que votaron a favor de la salida de la UE en 2016. Estos electores han entendido que sólo él les garantizaba la salida rápida del club europeo. Las promesas de Corbyn de bajar impuestos a los pobres y subírselos a los más ricos no fue suficiente conservar el llamado “muro rojo” integrado entre otros por Bolsover, Rother Valley, Blyth Valley, Darlington y Redcar. Adiós a cien años de fidelidad laborista.
Una oposición fragmentada y débil. Johnson se ha enfrentado no sólo a un Partido Laborista errático, sino que los Liberal Demócratas tampoco han estado a la altura, con una joven líder, Jo Swinson, poco conocida y radical que no ha transmitido seguridad al electorado. Por otro lado, el DUP irlandés ha sido penalizado por oponerse al acuerdo alcanzado por el “premier” y el SNP escocés, pese a mejorar los resultados, solo se ha centrado en la independencia, cuando en estas elecciones se trabata de decidir sobre el Brexit y la economía en segundo término.
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