Venezuela

“Nadie puede garantizar que el propio Guaidó sea encarcelado hoy mismo”

Xavier Rodríguez Franco, de la Universidad Central de Venezuela, afirma que el intento de echar a Guaidó “es una demostración de fuerza de la dictadura” de Maduro

La maniobra para expulsar a Juan Guaidó como presidente del Parlamento venezolano saltándose las normas de la Asamblea Nacional es un acto propio de una dictadura, explica el profesor dela Universidad Central de Venezuela Xavier Rodríguez Franco en una entrevista con LA RAZÓN. “Las implicaciones que pudiera tener son difíciles de predecir, pero esta acción de la dictadura demuestra una nueva escalada en el conflicto y una demostración de fuerza de la dictadura”, añade.

¿Cómo ha podido el Gobierno de Maduro orquestar esta acción contra Guaidó?

El chavismo ha utilizado a las Fuerzas Armadas con un talante antidemocrático y dictatorial para restringir el acceso a los diputados a la sede de la Asamblea Nacional. Esto es algo que además de conculcar la autonomía de funcionamiento de un poder autónomo, se suma a la campaña de ataques que desde 2016 se ha orquestado contra los diputados opositores. Nadie en estos momentos puede garantizar que el mismo Juan Guaidó o incluso cualquier otro candidato sean encarcelados hoy mismo.

¿Quién es Luis Parra, el diputado que se autoproclamó presidente del Parlamento?

Luis Parra es una figura que desde 2016 ha tenido un papel secundario en el partido Primero Justicia. Tampoco como legislador ha sido alguien relevante hasta que se vio envuelto en el escándalo conocido como «Operación Alacrán».

¿Es una acción propia de una dictadura?

La designación imprevista e improvisada de Luis Parra como presidente de la Asamblea Nacional, además de denotar una flagrante intromisión anticonstitucional a la autonomía parlamentaria, ratifica el carácter dictatorial del régimen de Nicolás Maduro. Sin contar con el quórum ni el voto mayoritario obligatorio, la fracción parlamentaria minoritaria del chavismo (PSUV) ha impuesto un nuevo presidente en lo que de consumarse (ya que son acontecimientos en pleno desarrollo al momento de la redacción de estas líneas) sería el punto más alto de las agresiones registradas contra el Parlamento venezolano, ya que cabe destacar que la sesión del 5 de enero fue una sesión a la que todos los diputados no pudieron asistir por restricción militar en los accesos al Palacio Legislativo desde tempranas horas de la mañana. Lo cual se suma a todos los diputados en el exilio forzoso, encarcelados y amenazados sistemáticamente desde el primer día de sesiones en enero de 2016. Las implicaciones que pudiera tener son difíciles de predecir, pero esta acción de la dictadura demuestra una nueva escalada en el conflicto y una demostración de fuerza de la dictadura.

¿Cuáles son los retos para la oposición antichavista de cara a 2020?

La oposición democrática venezolana, para este 2020, último año de la actual legislatura de la Asamblea Nacional (la última y más importante conquista electoral de la oposición en 20 años) debe enfrentar retos de distinta naturaleza y en distintos ámbitos que van más allá del hemiciclo de sesiones del Palacio Legislativo. En primer lugar, es necesario examinar con sentido de autocrítica y autonomía estratégica la ambiciosa hoja de ruta planteada a principios de 2019 (cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres), en el marco de logros y avances nacionales e internacionales importantes, pero también en virtud de limitaciones, equívocos y actuaciones decepcionantes inocultables. Ante lo cual es imperativo el reajuste en el enfoque estratégico de las acciones futuras, una voz mucho más asertiva y un manejo táctico que demuestre capacidad de respuesta ante un esquema político suficientemente documentado y reconocido como dictatorial y sanguinario. En especial, este ajuste estratégico debe tomar en consideración la resultante de los acontecimientos y las medidas implementadas durante el 2019. Es fundamental entender que la actuación internacional, si bien ha sido muy valiosa, es muy limitada, parcial y en suma no es determinante en la resolución política y económica de la tragedia humanitaria venezolana. Asimismo, es crucial asimilar que después de todos los intentos para que las Fuerzas Armadas retiraran el respaldo a la tiranía, más allá de las deserciones y diversas escaramuzas internas de 2019, no hay capacidad política para controlar estas variables de fuerza y conducir con ellas una ruptura en los apoyos a la dictadura de Maduro y promover el llamado «cese de la usurpación».

¿Debería Guaidó tener una postura más dura respecto al Gobierno de Maduro?

Guaidó ha resultado en muchos aspectos un tipo de liderazgo democrático valioso y necesario dentro de una longeva concepción caudillesca de la política. Sin embargo, debe demostrar mayor disposición de interlocución con otros sectores no partidistas para estructurar el proceder de su gobierno encargado, en especial si desea hacerse creíble como alternativa política, frente a dos décadas de destrucción democrática. Mostrar más naturalidad ante los fracasos y capacidad de aprendizaje frente a las equivocaciones, en el actual contexto venezolano, podría asegurarle mayores apoyos para seguir la resistencia y enriquecerla con otros actores, nuevas formas de acción colectiva y diferentes niveles de incidencia nacional e internacional. Por tanto, más que agresividad, convendría mayor capacidad de articulación política más allá de los 4 partidos con mayor votación parlamentaria, en especial más articulación con una ciudadanía forzosamente globalizada en el exilio de casi 5 millones de personas que pudiera potenciar el mensaje democrático, traducir globalmente las denuncias, compilar mejores propuestas y diversificar las herramientas de acción ante una crisis en la que los venezolanos tenemos el sentido de urgencia y el protagonismo de resolver.