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Ecuador oculta los contagios y no retira los cuerpos de Guayaquil

La policía científica dice que hay diez veces más casos que los oficiales, que son de casi 3.400 infectados

En el punto más alto de Guayaquil, en el barrio de las Peñas, una pequeña iglesia blanca corona el montículo. Suenan las campanas de hierro cuando llega un nuevo cadáver. El hedor se ha vuelto insoportable. Una de las postales más turísticas que ahora se encuentra corrompida por un pequeño detalle que se cuela en la foto: los cuerpos amontonados y putrefactos en la puerta de la ermita. Hinchados, amarillentos. La urbe de Ecuador se ha convertido en un símbolo de la inoperancia del gobierno, escenario del horror, incapaz de tramitar algo tan básico como la higiene y el traslado de los fallecidos, un foco de infección, un cementerio al aire abierto.

Guayaquil es la ciudad más grande de Ecuador. Fuentes consultadas por LA RAZÓN revelan que existe un escandaloso ocultamiento de muertes por Covid 19 ocultado por el Gobierno de Lenin Moreno. «En esta ciudad, intervenimos habitualmente en unas cincuenta muertes por día, pero en este momento la cifra trepó a 120. De manera que hay, como mínimo, 70 fallecimientos por día producto del virus», dice un funcionario de la morgue de la ciudad, que prefiere guardar su nombre. Por la tanto los medios locales empiezan a especular con el fraude.

El protocolo que se puso en marcha no exige que se verifiquen las razones de la muerte, de manera que se termina computando el deceso como «de causas no concluyentes». El desborde es de tal magnitud que, como se ve en los vídeos difundidos públicamente, los cuerpos son arrojados a la vía pública, algunos quedan expuestos durante horas y otros son apilados en bolsas en las dependencias policiales. La cremación es obligatoria y a los familiares directos se les permite ver el cuerpo apenas cinco minutos, sin acercarse a menos de dos metros.

Lenin Moreno bajó un 30% por ciento el gasto en salud, por lo que la policía enfrenta la situación de que tiene fallecidos y no hay médicos que firmen el certificado de defunción. Los efectivos de las fuerzas de seguridad están desesperados porque cada trámite dura horas y los fallecidos se catalogan como muerte por «razones no concluyentes».

La página de referencia internacional sobre víctimas es la de la Johns Hopkins University, que señala que Ecuador tiene 3.368 contagiados y 145 fallecidos. Según los jefes de la Policía Científica, la cifra es, como mínimo, diez veces más alta que la que figura oficialmente.

Las instrucciones a los hombres de uniforme son concluyentes y figuran en el protocolo para la manipulación y disposición final de cadáveres con antecedente y presunción de Covid-19. Es un documento oficial del gobierno ecuatoriano y tiene fecha de marzo de 2020.

Frente a la crisis hay presidentes en el continente que están “sacando pecho”, presentándose como “halcones” frente a la guerra, combatiendo a un enemigo silencioso. Para algunos presidentes latinos, inmersos en mil problemas, esta pandemia ha servido para un "nuevo renacer”, apartar momentáneamente los graves problemas que asolaban al pueblo para combatir una amenaza mayor. Pero otros líderes como Lenin Moreno, Bolsonaro, Obrador o Obrador, no están dando la talla. La historia y el coronavirus se cobrarán vidas políticas, habrá “chivos expiatorios”, inocentes que paguen por culpables pero también, “rodarán cabezas” de jefes e Estado ineficientes. Las venas siguen abiertas en el continente.