Suecia

Suecia reconoce no haber hecho lo suficiente contra el coronavirus

El primer ministro, Stefan Löfven, prepara a la población para miles de muertos, pero se resiste a imponer el confinamiento como otros países europeos

A diferencia del resto de Europa, Suecia evitó afrontar la crisis sanitaria de coronavirus con medidas muy restrictivas con la confianza de que la responsabilidad individual y colectiva de sus diez millones de habitantes hicieran el resto. Sin embargo, el constante aumento de los contagios (10.154) y los muertos (900), muy por encima de sus vecinos, nórdicos, ha llevado al primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, a reconocer públicamente que su Gobierno no ha hecho lo suficiente para frenar la pandemia.

“Me parece obvio que en muchos aspectos no hemos hecho lo suficiente”, aseguró el sábado a la televisión pública SVT. “Es por eso que hemos adoptado una estrategia de seguridad nacional que tiene que ver con todo, desde el suministro de agua a la ciberseguridad”.

Löfven alude a una ley de emergencia que negocia el Gobierno rojiverde en minoría con la oposición que permitirá al Ejecutivo cerrar restaurante, bares, escuelas o puertos sin necesidad de acudir al Parlamento (“Riksdag”), que lo discutiría más tarde. El primer ministro explicó que dicha legislación “nos proporciona herramientas para poder actuar rápido. Afecta solo a medidas relacionadas con el coronavirus y solo durante un tiempo limitado, pero son medidas que van más lejos que las leyes vigentes”.

Si bien se han descartado, por el momento, adoptar el confinamiento decretado en otros países europeos, las autoridades suecas se han centrado en proteger a los mayores de 70 años, el principal grupo de riesgo, al que insta a quedarse en casa y no salir siquiera a comprar, así como todo aquel que experimente síntomas del virus como tos, dolor de garganta o fiebre. Asimismo, se recomienda mantener la distancia social, evitar viajes no esenciales, trabajar desde casa siempre que sea posible y no visitar ni a ancianos ni hospitales.

Y la población parece cumplir las recomendaciones de sus autoridades. Se calcula que en Estocolmo, la capital, alrededor de la mitad de la población teletrabaja y los usuarios del transporte público han descendido un 50%. En una sociedad nórdica orgullosa de sus libertades individuales, el Estado trata a sus ciudadanos como adultos responsables.

“Estoy encantado de que podamos confiar en el gran sentido de responsabilidad de nuestros ciudadanos”, se felicitó Löfven. La ministra de Exteriores, Ann Linde, describía una estrategia sueca “sin confinamiento, y dependiendo mucho de que la gente asuma su propia responsabilidad”.

En opinión de Anders Tegnell, jefe de Epidemiología de Suecia, “obviamente, lo que estamos haciendo y lo que la gente está haciendo en público tiene un gran efecto en la propagación de virus. Y estar en la calle sin estar demasiado cerca los unos de los otros, obviamente no es la forma en la que este virus se propaga, como si lo hace cuando estás en un interior, cuando la gente está cerca”. La opinión de Tegnell, que se ha convertido por culpa de la pandemia en uno de los hombres más famosos de Suecia, es sustancial en un país en el que las autoridades sanitarias son independientes y actúan al margen del Gobierno de turno.

Sin embargo, Suecia no es una isla y su Gobierno sabe que no será inmune a las tragedias humanas que cada día azotan España, Italia o Reino Unido. “Hemos elegido la estrategia de tratar de aplanar la curva y no seguir un proceso demasiado dramático, porque entonces el sistema de salud probablemente no podría hacerle frente”, declaró el líder socialdemócrata al diario “Dagens Nyheter”, antes de advertir de que esto “significa que tendremos a más personas gravemente enfermas que necesitarán cuidados intensivos”. “Tendremos significativamente más muertes. Contaremos los muertos en miles”, alertó Löfven.

Si bien el sistema sanitario sueco aún no ha colapsado por los ingresos de enfermos de Covid-19, se prepara para el peor escenario. Hace varios días, el prestigioso Instituto Karolinska informaba en un comunicado que “si las plazas de cuidados intensivos son escasas, será necesario excluir del tratamiento a las personas de 80 años o más y a aquellas entre las edades de sesenta y setenta ya afectadas por varias enfermedades anteriores”. “Si una persona se ve afectada de Covid-19, la decisión sobre la hospitalización y la atención debe basarse no solo en la edad, sino también en la edad biológica”, concluye.

Una actitud de priorizar a unos pacientes sobre otros que ya siguen Estados como Países Bajos, cuyas autoridades sanitarias recomiendas tratar a los ancianos de mayor edad en su domicilio o residencia.

Ante la particular vía sueca contra el Covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera “imprescindible” que Suecia “aumente las medidas para controlar la propagación del virus, prepare y aumente la capacidad del sistema de salud para hacerle frente, asegure el distanciamiento físico y comunique el por qué y el cómo de todas las medidas a la población”.

La excepción nórdica

La vida social casi normal de la que disfruta Suecia contrasta con las duras medidas adoptadas por sus vecinos nórdicos. El más rápido y contundente fue Dinamarca, que suma 260 muertos por coronavirus, hace un mes, que cerro colegios y comercios no esenciales, a igual que Noruega, con 117 muertos. Islandia (8) mantiene abiertas las escuelas, pero echó el cierre de bares y restaurantes y limitó las concentraciones de personas. En Finlandia (49), se clausuraron fronteras, colegios, universidades, museos, bibliotecas y teatros, mientras que guarderías, bares, restaurantes, cines y comercios siguen abiertos.