Coronavirus

«Estuve a un paso de la muerte y resucité», cuenta el paciente “número 1” de Italia

Mattia Maestri cuenta por primera vez su experiencia. Perdió a su padre estando en coma, pero despertó a tiempo para ver nacer a su hija

Mattia Maestri, primer infectado de Coronavirus en Italia, en una imagen de archivo
Mattia Maestri, primer infectado de Coronavirus en Italia, en una imagen de archivoLa Razón

De Mattia Maestri antes se podía escribir su nombre, pero no su apellido. Su foto haciendo deporte era siempre la misma, sólo que hasta hace unos días llevaba la cara pixelada y ahora podemos ver su rostro. Desde que fue dado de alta hace unas semanas únicamente había ofrecido unas breves declaraciones a la prensa, pero ayer por primera vez ofreció una entrevista al diario «La Repubblica». «Estos dos meses han sido perturbadores, mucho más de lo imaginable, algo más que una película. De repente caí enfermo, estuve a un paso de la muerte y resucité», dice.

Su caso es uno de los grandes iconos del coronavirus en Italia. Sano y deportista, a sus 38 años, lo lógico hubiera sido que no tuviera problemas en caso de contraer el virus. Pero a mediados del mes de febrero se empezó a encontrar mal, acudió al hospital de Codogno –la localidad lombarda en la que vive–, y después de diagnosticarle una pequeña neumonía, todo fue a peor, hasta que una anestesista le hizo la prueba para determinar si había contraído el coronavirus.

Un foco de contagio

En esos días, el centro médico se transformó en un extraordinario foco de propagación del virus, que a su vez se fue extendiendo por distintos pueblos y que ya corría por la región de Lombardía. «Los médicos me dijeron después que desde enero, no solo en Lombardía, se había producido una eclosión de casos de pulmonías incurables. Entre los ancianos ha sido una catástrofe, pero ninguno creía en ese momento que el coronavirus de China hubiese llegado ya a Europa», asegura en la entrevista.

Nunca se ha dado con el «paciente cero» en Italia, la persona que le pudo haber contagiado, por lo que Mattia fue bautizado como el «paciente uno». Una vez que le diagnosticaron la enfermedad, fue trasladado al hospital de Pavía. «Perdí el conocimiento en Codogno (en el hospital) pensando que tenía una simple neumonía y me desperté después de 20 días en el hospital de Pavía», donde pasó dos semanas en coma hasta que por fin despertó. «En cuanto me sedaron en Codogno entré en un limbo. Era consciente, a veces soñaba, aunque no recuerdo el qué, pero no sufría. Sin embargo, tenía la absoluta percepción de que aquella paz fuese la antesala del fin», sostiene. Pero no lo fue.

En este tiempo, Mattia ha perdido a su padre por el coronavirus, pero ha visto nacer a su hija. Cuando despertó, quiso hablar con su familia: «El 19 de marzo llamé al móvil de mi padre desde el hospital. Era el Día del Padre y quería felicitarlo. Me respondió mi madre llorando. Era imposible hacerle un funeral y, de momento, mi madre se ha quedado con las cenizas».

«Cuando estás a punto de morir, no puedes pensar razonablemente en resistir, aunque pienso que la llegada inminente de mi hija Giulia multiplicó mis energías físicas. Tenía que nacer el 19 de abril, pero se anticipó dos días y pude asistir al parto. Fueron dos horas, que para mí valen verdaderamente todo el sufrimiento anterior», confiesa. Su mujer también se contagió, aunque no tuvo complicaciones para dar a luz. Mattia da gracias, sobre todo, a «médicos y enfermeros por su generosidad» y a «la fortaleza mental de dos mujeres». «Mi mujer y mi madre han sufrido más que mi padre y que yo», considera.