Italia
Lo que se puede hacer y lo que no en la Italia desconfinada
Primer día de desconfinamiento después de dos meses. Los italianos disfrutan de la Fase 2 con cautela y responsabilidad para no volver atrás
Hacía dos meses que Giovanni y Marta no se veían. En el mundo real, queremos decir. Porque, como les ha ocurrido a tantos otros jóvenes, su relación había saltado al plano virtual. Tras semanas de videollamadas y quemar el teléfono, ayer tuvieron su nueva primera cita. Son novios desde hace años, pero ahora todo es nuevo.
“No lo hemos llevado muy bien, estábamos en casas separadas y había tensión entre nosotros y con nuestras respectivas familias”, reconoce él. Ella, simplemente asiente. Caminan juntos, aunque con cierta distancia, por el parque del Colle Oppio. Giovanni tiene 23 años, Marta 24, y ambos esperan que lleguen tiempos mejores. “Al menos por ahora hemos dejado atrás toda esa ansia contenida”, suelta, al fin, la chica.
Desde ayer los italianos pueden salir de casa para visitar a sus familiares -de hasta sexto grado- o a sus parejas, estén o no casados. Así el país recupera buena parte de la movilidad, aunque de estas reuniones se han quedado fuera los amigos. “¿Qué sentido tiene que pueda quedar con un primo tercero al que no veo nunca y no pueda encontrarme con mis amigos, con los que compartía mi vida?”, se pregunta Giovanni. Marta, que no se quita la mascarilla, le coge de la mano y se lo lleva. Después de dos meses sin verse, no es tiempo para los amigos.
Por el parque, que también ha reabierto tras semanas cerrado, desfilan ahora las parejas y los corredores. Apenas tiene unas pocas decenas de metros, no es el lugar más apropiado para hacer deporte. Pero sus vistas al Coliseo lo convierten en un lugar privilegiado. Bajando una cuesta se llega a la Avenida de los Foros Romanos, por la que habitualmente sólo pasan taxis y autobuses, aunque ayer estaba tomada por las bicis. La práctica del deporte al aire libre es otra de las grandes novedades en Italia. Se permite desde ayer sin límite de distancia, de tiempo ni franjas horarias.
También volvieron a sus puestos este lunes 4,5 millones de trabajadores de la industria, mientras que bares y restaurantes ensayaron la apertura total -se prevé para el 1 de junio- sirviendo comida y bebida para llevar. En el Pompi, un establecimiento famoso en Roma por sus postres, reconocían que no habían faltado los clientes, pero que tampoco se había producido ninguna avalancha. “La gente tiene ganas de volver a tomar el café, pero se están extremando todas las precauciones”, afirma la gerente. En la barra han colocado una mampara, sólo se permite que pida una persona y la bebida se sirve en un vaso de cartón que hay que consumir fuera.
Italia espera que, con todas estas cautelas, el salto adelante no se convierta en dos pasos para atrás. Los expertos ya han advertido de que podrán surgir nuevos focos y de que habría que volver a cerrar en ese caso. Pero si todo va bien, también podrían anticiparse algunas medidas. “Será una nueva página que debemos escribir todos juntos, con confianza y responsabilidad”, había dicho el primer ministro, Giuseppe Conte, en sus redes sociales. Y ese concepto, la responsabilidad, fue el más repetido en las portadas de los periódicos de ayer.
Volver atrás significa toparse con una realidad que ha dejado ya 29.079 fallecidos, 195 de ellos ayer. Aunque las últimas cifras revelan que puede haber muchos más muertos ocultos.
Según el Instituto Nacional de Estadística italiano, la mortalidad creció en el primer tercio de este año en un 50% en todo el país. Mientras que en la provincia de Bérgamo, que se convirtió en foco del coronavirus, hubo un incremento del 568%.
De los 65.600 decesos que se registraron de media en Italia en el periodo que va de 2015 a 2019, este año se ha pasado a 91.000. Un desfase de 25.000 personas, de los que sólo 13.700 se atribuyen a la Covid-19. Esto no quiere decir que las otras 11.300 fallecieran a causa de la enfermedad, pero sí es probable que haya un elevado número que perecieron sin que se les hiciera nunca la prueba. Al menos para ellos se permiten ya los funerales, con la presencia de 15 allegados como máximo.
También hubo un acuerdo para la celebración de las misas, que se celebrarán probablemente a finales de mayo, con un número reducido de fieles.
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