Francia
Francia ordena el uso obligatorio de la mascarilla en lugares públicos cerrados
La medida para evitar la transmisión del coronavirus entrará en vigor la próxima semana, días antes de lo previsto inicialmente, ante la alarma por el aumento de brotes
Aunque de menor importancia que los de España, los rebrotes también comienzan a multiplicarse por varios puntos de la geografía francesa y varias regiones han registrado un serio aumento del número de contagios. Más de 400 en las últimas 24 horas. Pese a que las autoridades francesas se resisten a hablar de una segunda ola de coronavirus, la relajación en las consignas de seguridad ha hecho acelerar las últimas decisiones del Ejecutivo galo.
Coincidiendo con el 14 de Julio, el presidente Emmanuel Macron anunciaba a los franceses que el uso de mascarilla sería obligatorio en cualquier lugar público cerrado a partir del 1 de agosto.
El margen de dos semanas que queda hasta entonces en un contexto de aumento de contagios ha hecho acelerar la decisión bajo la presión de los epidemiólogos que no comprendían por qué retrasar la decisión. Finalmente, el primer ministro, Jean Castex, anunció este jueves que el decreto entrará en vigor la próxima semana. «He comprendido que la fecha del primero de agosto era tardía», declaró ante los senadores.
El nuevo primer ministro, que antes de ser nombrado se encargaba de gestionar la desescalada tras el confinamiento, afirmó esta semana en una entrevista que habrá medidas más estrictas si los contagios se aceleran, y que en caso de una segunda oleada se contemplan «todas las hipótesis». Pero también insistió en que la voluntad es evitar un nuevo confinamiento de carácter general, privilegiando los confinamientos selectivos, ahora que existen indicadores más localizados para rastrear la expansión del virus.
Hay dos territorios que preocupan especialmente. En Mayenne, el uso de mascarilla ya era obligatorio en seis localidades debido a un aumento importante de casos, que ya superan los 50,1 por cada 100.000 habitantes. En la Guyana francesa, que cuenta tres hospitales para 300.000 habitantes, coronavirus sigue circulando activamente y se espera un pico de la epidemia a «finales de julio», según la ministra encargada de los territorios de Ultramar, Annick Girardin. Este territorio suramericano, limítrofe con Brasil, incluso se ha visto obligado a transferir pacientes con otras enfermedades de sus hospitales hasta Martinica o Guadalupe.
En los últimos días se han multiplicado las voces de epidemiólogos y médico presionando para que se imponga la mascarilla con carácter obligatorio para evitar que se generen brotes de forma descontrolada, en particular a la vista de la relajación progresiva por parte de la población desde que se inició el desconfinamiento hace ya más de dos meses.
Las imágenes de un concierto de música electrónica el pasado fin de semana en Niza con 5.000 jóvenes y apenas mascarillas ha hecho que aumenten las presiones a alcaldes para que impongan medidas más severas. Los mensajes del Gobierno apelando a la responsabilidad de la juventud volvieron a escucharse con insistencia durante los fuegos artificiales del 14 de julio, pero no son pocas las voces que critican que varios de los miembros del Ejecutivo sean los primeros en no dar ejemplo desplazándose a actos donde escasean las mascarillas ni se respeta la distancia social.
Desde el inicio de la crisis sanitaria, Francia ha adoptado medidas menos rígidas en lo que respecta al confinamiento y las medidas de barrera. El país ya ha superado los 30.000 muertos por coronavirus y el ministro de Sanidad, Olivier Véran, ha advertido de que existen “signos preocupantes de que la epidemia retoma su fuerza”.
Para Macron, “no hay tratamiento estabilizador”, por lo que la única herramienta eficaz contra la covid-19 será la vacuna y en este sentido, el pasado martes coincidiendo con la Fiesta Nacional, sostuvo que Francia hará lo posible para conseguirla, pero también para que la obtengan los demás países, rechazando el “nacionalismo sanitario”.
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