Activista prodemocracia
El activista hongkonés Joshua Wong, condenado a 13 meses y medio de prisión
También otros dos activistas, Agnes Chow e Ivan Lam, fueron condenados a diez y siete meses respectivamente por organizar una protesta no autorizada en 2019
Tras permanecer bajo custodia policial la última semana, el trío de activistas hongkoneses acusados de organizar y participar el año pasado en una protesta no autorizada conoció por fin este miércoles su sentencia. Trece meses y medio de cárcel para Joshua Wong (24 años), diez meses para Agnes Chow (de 23 años), y siete para Ivan Lam (26 años). Y todo un golpe bajo para el movimiento prodemocrático hongkonés, que vive sus horas más bajas desde que Pekín impuso la nueva ley de seguridad nacional el pasado mes de junio.
“Este no es el final de la lucha”, escribió el joven Wong en su cuenta de Twitter tras conocer su sentencia. “Nos sumamos ahora a la batalla desde la prisión junto a otros valientes militantes”, una lucha “menos visible pero esencial en la pugna por la democracia y la libertad”, añadía el que en 2014 fue portada de la revista Time. Sus palabras dejaban entrever la realidad a la que muchos como él se enfrentan a día de hoy en Hong Kong si sus acciones se contraponen a lo que dicta la norma.
El veredicto le envía de nuevo a prisión, lugar por el que ya ha pasado dos veces consecuencia de su activismo y del que salió por última vez en junio de 2019 tras una breve estancia. Hay que remontarse precisamente a unos días después de su salida para entender los hechos que le van a poner ahora entre rejas.
Por aquel entonces, acababan de comenzar las protestas masivas contra un proyecto de ley de extradición que más adelante terminó archivado y que terminaron transformándose en un movimiento político contra Pekín para exigir reformas democráticas. A causa de esas movilizaciones, la policía hongkonesa actuó con una contundencia inesperada para muchos ciudadanos que, desde entonces, comenzaron a ver a los cuerpos de seguridad como marionetas al servicio de Pekín.
Por ello, el político hongkonés se presentó junto a varios manifestantes en el cuartel general de la Policía con el fin de exigir una investigación sobre la actuación policial. Sin lograr una respuesta, la visita se saldó con varias pintadas, huevos contra la fachada y una larga lista de insultos. Y, como hoy se confirmó, con una sentencia de cárcel por alentar a sus paisanos a participar en aquel evento.
“Los acusados pidieron a los manifestantes que asediaran el cuartel general y corearon consignas contrarias a la policía”, afirmó este miércoles la jueza Wong Sze Lai. “El tribunal debe recordar la importancia de proteger el orden público”, continuó frente al trío de políticos que anteriormente se había declarado culpable por recomendación de sus abogados. La decisión del tribunal, que busca tener un efecto disuasorio y evitar que se repitan incidentes similares, no pilló por sorpresa a los acusados, aunque la joven Chow, que hoy cumple 24 años, no pudo contener el llanto.
De efecto inmediato y sin libertad bajo fianza, la condena volvía a castigar a la oposición política de la ciudad, que hace un par de semanas dimitió en bloque del Parlamento en señal de protesta después de que Pekín aprobara una resolución que otorga a las autoridades locales el poder de destituir a los políticos sin tener que pasar por los tribunales de la ciudad.
En esta ocasión, los condenados se distinguen por una juventud marcada por sus desavenencias con Pekín. En el caso de Wong -el rostro más conocido-, era un adolescente cuando se erigió como el portavoz de la lucha contra la introducción de una asignatura que muchos aseguraban buscaba adoctrinar a los estudiantes a favor del Partido Comunista chino y que, finalmente, lograron retirar.
Sin embargo, fue su participación en el Movimiento de los Paraguas de 2014, una protesta que mantuvo sitiado el centro financiero de la ciudad durante 79 días, lo que le terminó de convertir en persona non grata para Pekín. Más tarde, junto a Lam y Chow, entre otros, fundaron el partido Demosisto, formación que promovía la autodeterminación y que se disolvió tras la aprobación de la ley de seguridad nacional.
Pertenecientes a una generación de jóvenes activistas que nacieron cuando Hong Kong volvió a manos chinas, los tres han sido testigos de cómo sus anhelos democráticos se esfuman a la par que la mano de Pekín se extiende por este territorio. Ahora rige una ley que contempla penas de hasta cadena perpetua por delitos como la sedición o el terrorismo y que ya ha empujado a muchos a poner tierra de por medio. Por ahora, ellos no han optado por esa opción. Siguen en la ex colonia británica. Wong con dos procesos pendientes por participar en protestas no autorizadas y Chow por violar supuestamente dicha norma. Que se acumulen o no las condenas, solo el tiempo -y Pekín- lo dirá.
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