6-D

La importancia de la participación en el fraude electoral del chavismo

Aunque el número de electores que votará el 6-D no llegará al 34%, los de Maduro obtendrán el 85% de los escaños

Trabajadores del Colegio Nacional Electoral en Guarenas, Venezuela
Trabajadores del Colegio Nacional Electoral en Guarenas, VenezuelaMANAURE QUINTEROREUTERS

«Si la oposición gana, yo me voy de la presidencia», ha manifestado Nicolás Maduro esta semana en referencia a las elecciones fraudulentas en Venezuela que su régimen ha organizado para este 6 de diciembre con las cuales pretende «renovar» la Asamblea Nacional que está en manos de sus contrarios que han denunciado el evento como una pantomima y llamado a abstenerse.

Aunque el sistema electoral garantiza que el partido de gobierno se imponga holgadamente, Nicolás Maduro tiene interés en que la cantidad de electores que finalmente acusan a los centros de votación sea elevada, o al menos la suficiente para que las cámaras de televisión puedan mostrar colas de gente votando. Después de todo, ya en 2017 la empresa que contaba los votos, Smartmatic, denunció que el régimen había inyectado al menos un millón de sufragios a la cuenta total. Ahora ya no está Smartmatic sino con una empresa fantasma en su lugar.

Estos días Maduro ha dicho que una nueva Asamblea Nacional podrá interpelar a sus ministros, emitir votos de censura, generar controles parlamentarios y hasta ser el espacio para pensar en una suerte de cogobierno con los opositores «en beneficio del país».

Pero no solo con caramelos de cianuro Maduro convoca a que la gente vote, también con amenazas. La candidata Iris Varela, postulada por la «lista nacional» del partido de gobierno, envió un mensaje a funcionarios y directores del Ministerio de Asuntos Penitenciarios que ella encabezó hasta hace algunas semanas, y pidió que «el que no vote, que lo boten (echen)».

La más reciente encuesta de la empresa Datanálisis indica que apenas el 8,6% de los venezolanos dice estar muy dispuestos a participar el 6 de diciembre, mientras que el 25,4% sostiene estar dispuesto a hacerlo. El potencial de participación es, por tanto, apenas 34%, muy lejos del 76% de 2015 cuando la oposición participó y ganó. Según Consultores 21, solo el 22% de los venezolanos está dispuesto a participar el 6-D. En ambos casos, los dispuestos se conforman mayoritariamente por quienes se dicen chavistas.

El escenario planteado –unas elecciones calificadas como fraudulentas, sin reconocimiento internacional y sin participación de la oposición mayoritaria– repite el esquema de la reelección de Nicolás Maduro en el año 2018 cuando se enfrentó a opositores de menor músculo. Si los resultados se asemejan a los de entonces, como prevén los analistas, el chavismo pudiera quedarse con al menos 238 diputados de los 277 que se están eligiendo, es decir, el 85%.