Cuba

Qué es el grupo Archipiélago que ha puesto en jaque al régimen de Cuba

Yunior García es uno de los impulsores de esta plataforma de cambio en la isla que agrupa a miles de personas

Yunior García Aguilera, impulsor de las manifestaciones de Cuba del 15 de Noviembre, posa con una bandera de Cuba en Madrid
Yunior García Aguilera, impulsor de las manifestaciones de Cuba del 15 de Noviembre, posa con una bandera de Cuba en MadridFERNANDO VILLAREFE

Mientras el dramaturgo Yunior García Aguilera se encuentra en España tras escapar del régimen castrista de Miguel Díaz-Canel, la oposición cubana busca otra oportunidad para llevar a cabo la que espera que sea la mayor manifestación contra la “represión” desde los disturbios del pasado mes de julio para reclamar un cambio político y, sobre todo, democracia y libertad. Ya lo intentaron el 15 de noviembre, y el hecho de que no saliera adelante, define Yunior que “no es que fuera una marcha fallida, sino un reflejo de lo que es Cuba”.

Tanto en la entrevista difundida por EFE (que provocó la anulación de las acreditaciones de periodistas de la agencia de noticias), como en su entrevista ayer en el canal de YouTube de Ian Padrón, así como en su discurso de hoy en Madrid, el artista ha mencionado en numerosas ocasiones al grupo Archipiélago, plataforma que lidera el activista y que convocó las marchas del pasado lunes. La organización no corresponde a un partido político, sino a una plataforma ciudadana que cuenta con más de 30.000 miembros.

Archipiélago fue fundado a raíz de las históricas protestas del 11 de julio que tomó el testigo del Movimiento San Isidro y de la comunidad de artistas e intelectuales del 27-N. La plataforma nació a partir de un grupo en Facebook bautizado con el nombre de “Archipiélago”, cuya intención era impulsar el debate y diálogo para encontrar consensos de forma cívica y pacífica. En redes sociales, especialmente en la plataforma de Mark Zuckerberg, discuten sobre iniciativas que deciden respaldar y cómo implementarán las acciones. Asimismo, a través de la “democrática digital” toman decisiones y organizan sus marchas.

La pasada semana, García Aguilera explicaba a EFE que es “sacudir un país, hacer que la gente tome conciencia y generar un debate que provoque cambios, todo de la forma más pacífica y cívica posible”. Por desgracia para ellos, no salió adelante el lunes, en parte porque el gobierno cubano la consideraba “ilícita”, pero esperan su momento.

Tras su marcha de Cuba a España, Yunior ha sido muy aplaudido por algunos de sus seguidores, pero también criticado por otros que no entienden que “abandone la lucha”. El dramaturgo explicó que “solo había podido hablar personalmente con algunos tras llegar a Madrid”, así como que “ha sido duro porque, al no poder comunicarnos, habían demasiadas preguntas, demasiadas duras, y es una decisión difícil venir aquí”. “Agradezco a los que se han preocupado con nosotros y también entiendo a aquellos que se han decepcionado. No soy una máquina, soy una persona”. También recordó que en Cuba siguen encarcelados miembros de Archipiélago, como Daniela Rojo, y persiste la represión a disidentes, como en el caso de la curadora de arte Carolina Barrero, que asegura llevar 200 días sometida a arresto domiciliario.

Asimismo, el opositor cubano, dejó claro que no tiene intención de pedir asilo porque no quiere “dar el gusto” a la dictadura que lo que quería era silenciarle pero con su marcha no ha logrado acallar su voz. El dramaturgo no ha querido dar muchos detalles sobre cómo se produjo su salida, esgrimiendo que quiere proteger a quienes le ayudaron a salir de su casa y llegar al aeropuerto para coger el avión que le trajo a Madrid, aunque sí ha reconocido que su “fuga” es digna de una película.

“No he pedido asilo porque mi intención es volver”, ha puntualizado, asegurando que si se decidió a marcharse era porque temía convertirse “en un monstruo” y convertirse “en lo mismo que critico”. Así, ha dejado claro que volverá “cuando mi vida y la de mi esposa no corra peligro” y porque no quiere “dar el gusto” al régimen.