Fractura

Auge y caída del M5E, el partido antisistema de Italia

El Movimiento 5 Estrellas fundado por el cómico Beppe Grillo agoniza tras la salida de Di Maio y amenaza la estabilidad política del país transalpino

El entorno de Grillo asegura que está cansado y está pensando en dejar el partido que fundó en 2009
El entorno de Grillo asegura que está cansado y está pensando en dejar el partido que fundó en 2009MASSIMO PERCOSSIAgencia EFE

El Movimiento Cinco Estrellas (M5E), el partido «anti casta» fundado por el cómico Beppe Grillo hace más de una década, se rompió después de que Luigi Di Maio actual ministro de Asuntos Exteriores y ex jefe político de la formación, anunciara que abandonaba la formación para crear su propia criatura política. «Tenemos que elegir de qué parte de la historia estar: con la Ucrania agredida o con la Rusia agresora», declaró justificando su decisión y, de paso, asestando un golpe mortal a su sucesor, el ex primer ministro Giuseppe Conte, cercano a Moscú.

Las diferencias entre las distintas almas que conviven en el M5E se habían hecho cada vez más profundas y el divorcio no fue del todo inesperado. La versión oficial asegura que existen posturas irreconciliables respecto al envío de ayuda militar a Ucrania. Pero más allá del conflicto que azota Europa, se encuentra una guerra fratricida por el liderazgo y el temor de que las elecciones que se celebrarán el próximo año acaben por darles el golpe de gracia.

No es la primera crisis que sufre el partido, ni siquiera la primera escisión, pero sí la más grave, según coinciden los analistas en Italia. Di Maio no se va solo. A quien fuera líder de la formación política después del paso a un lado de su fundador le acompañan unos sesenta diputados y senadores decepcionados con Conte. El ex primer ministro se hizo con las riendas del M5E el verano pasado después de un duro enfrentamiento con Grillo, que aspiraba a mantener su estatus de padre-fundador. Pero Conte, que fue reemplazado por Mario Draghi al frente del Gobierno en febrero de 2021 mientras gozaba del máximo de su popularidad, no estaba dispuesto a ser una marioneta en manos del cómico e impuso sus condiciones. Finalmente, la sangre no llegó al río. Conte fue nombrado presidente y puso en marcha una operación de regeneración. La enésima metamorfosis de un partido que aprovechó el descontento social y la crisis económica para sacudir la política italiana al grito de «¡Vaffanculo!».

En las elecciones de 2018 se convirtieron en la primera fuerza parlamentaria con casi el 33% de los votos. Junto a la Liga hicieron temblar Bruselas y las cancillerías europeas, pero decepcionaron a su electorado más progresista. El experimento populista duró apenas un año, el tiempo suficiente para que Matteo Salviniconsiguiera doblar el consenso de su partido y forzar sin éxito un adelanto electoral. Entonces llegó la alianza con los socialdemócratas del PD, con quienes gestionaron la pandemia. El apoyo más tarde al Gobierno de unidad nacional presidido por Draghi terminó por hundirles en las urnas y en las encuestas. Tres coaliciones en una misma legislatura para un partido que rechazaba en sus inicios pactar con otras formaciones les ha pasado factura. Di Maio, que se ha transformado en todo lo que aborrecía hace una década, lanzará a la vuelta del verano un nuevo partido de centro, progresista y ecologista, que reivindica las raíces atlantistas y europeístas de Italia. Según la prensa local, el ministro de Exteriores ya está en conversaciones con algunas personalidades que podrían unirse al proyecto o incluso liderarlo, como el alcalde de Milán, Beppe Sala.

La escisión del M5E ha cambiado los equilibrios en el Ejecutivo de Draghi. La Liga pasa a ser el primer partido en el Parlamento, pero la amenaza más seria para la estabilidad sigue siendo los «grillinos» Conte asegura que mantendrá su apoyo al primer ministro, aunque advierte: «Muchos ciudadanos me han pedido que salgamos del Gobierno. Nuestro electorado está sufriendo y no podemos darle la espalda».

En medio del terremoto político, retumbó el silencio del fundador. Unas horas antes de la escisión, el cómico intervino a distancia: «¿Hay alguien que ya no cree en las reglas del juego?», escribió en su blog en referencia al límite de dos mandatos que contemplan los estatutos internos del partido, que obligará a muchos parlamentarios a renunciar a la política en unos meses, y que, según Conte, es el motivo real de la espantada. Una semana después de la tormenta, Grillo se desplazó a Roma para apoyar a Conte y atacar a su ex delfín: «Di Maio es como Judas por 30 Bitcoins». Quien le conoce asegura que está cansado y podría estar pensando en saltar del barco antes de que se hunda.