Pacífico

China prepara los misiles “asesinos de portaaviones” para hundir el USS Ronald Reagan

El DF-21D está catalogado como el primer misil balístico antibuque del mundo y su velocidad lo clasifica como arma hipersónica

Pekín se ha mostrado cada vez más irritada después de la presencia de portaaviones estadounidenses en el Mar de China Meridional
Pekín se ha mostrado cada vez más irritada después de la presencia de portaaviones estadounidenses en el Mar de China MeridionallarazonAgencia AP

Pekín se ha mostrado cada vez más irritada después de la presencia de portaaviones estadounidenses en el Mar de China Meridional. El jueves, la Séptima Flota de la Armada de Estados Unidos confirmó que el USS Ronald Reagan y su grupo de ataque regresaron a la zona tras una visita a Singapur, así como el despliegue se produce en un momento de tensión entre ambas potencias por la posible visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán.

El ejército chino, frecuentemente, ha enviado aviones al estrecho de Taiwán, la franja del océano entre la isla, que reclama su soberanía aunque solo es reconocida por poco más de diez países en el mundo, y el continente chino. Las tensiones siguen elevadas, y las autoridades chinas ven el despliegue de la Armada estadounidense como un amenaza de gran calibre.

Al menos, una razón suficiente para el Ejército Popular de Liberación, que ha tratado de desarrollar los llamados misiles “asesinos de portaaviones”, proyectiles balísticos antibuque, cuyo principal objetivo es hundir los portaaviones estadounidenses.

Estos misiles se tratan del DF-21D, catalogado como el primer misil balístico antibuque (ASBM) del mundo y que entró en servicio por primera vez hace más de 30 años en formato de ataque a tierra y sustituyó al obsoleto Dong Feng-2 (CSS-1) y ha sido actualizado masivamente a lo largo de la década de 2000 y en la de 2010. Los misiles tienen un alcance de más de 1.500 kilómetros, según los expertos.

Un ASBM inicia su vuelo hacia el objetivo siguiendo una trayectoria balística maniobrable, que los hace difíciles de interceptar. Con una velocidad superior a Mach 5, se clasifican como armas hipersónicas y, para algunos diseños futuros, pueden incluir un vehículo de planeo hipersónico como etapa final.

Aunque la Armada china botó hace unas semanas su tercer portaaviones, el Tipo 003 Fujian, sus dirigentes saben que no pueden enfrentarse de portaaviones a portaaviones, ya que EE UU opera once buques planos de propulsión nuclear junto con nueve buques de asalto anfibio, que se utilizan para mantener la proyección de fuerzas en todo el mundo. No obstante, los “asesinos de portaaviones” podrían proporcionar a China una capacidad para cambiar las reglas del juego.

El gigante asiático es el principal y más citado adaptador de la tecnología. Han desarrollado al menos tres armas distintas en esta categoría, alcanzando velocidades de hasta Mach 10. Además, China parece haber adoptado un gran número de satélites para dar cobertura al Pacífico, y los cuales podrían incluir sensores de radar de apertura sintética para proporcionar una cobertura en todas las condiciones meteorológicas.

Durante un desfile militar en septiembre de 2015, China presentó por primera vez el DF-26B (Dong Feng-26), su balístico de alcance intermedio, móvil y de dos etapas, con un alcance de 4.000 km y con posibilidad de ser utilizado tanto en ataques convencionales como nucleares contra objetivos terrestres y navales.

Precedente

Las tensiones entre Taiwán y China, incrementada por la llegada de portaaviones estadounidenses, hacia aguas adyacentes a la isla, ya tiene un precedente de hace más de 25 años.

El 10 de marzo de 1996, la Casa Blanca ordenó el envío de dos portaviones hacia la zona: el USS Independence (CV-62), de clase Forrestal, que partió de Japón hacia Taiwán, y el USS Nimitz (CVN-68) partió del Golfo Pérsico y navegó hacia el Mar de Filipinas. Aquella vez, también se les unió el SAG (Grupo Aéreo de Superficie) Belleau Wood, que incluía el buque de asalto anfibio de clase Tawara USS Belleau Wood (LHA-3) y la 31ª Unidad Expedicionaria de Marines.

Esta respuesta tuvo lugar después de que el Ejército chino llevara a cabo ejercicios militares que incluían el lanzamiento de misiles en el periodo previo a las elecciones presidenciales de ese año. Tras el despliegue estadounidense, China realizó un cuarto y último ensayo el 13 de marzo, un ejercicio conjunto terrestre, aéreo y naval unos días después. Poco después, las tensiones entre Pekín y Taipéi se enfriaron.

El Pentágono ve posible un conflicto a gran escala

La diferencia con las tensiones actuales radica, sin ir más lejos, en que china ha asegurado previamente que podría contrarrestar los portaaviones. El mundo ya evitó un conflicto a finales de la década de los 90, pero ahora, tras estas premisas, puede que Pekín no esté tan dispuesto a dar marcha atrás ante la próxima muestra de diplomacia de cañones, llevando no solo a la Cuarta Crisis del Estrecho de Taiwán (antes de 1996, hubo otras en 1954 y en 1958), sino a un conflicto a gran escala que pueda desembocar en la Tercera Guerra Mundial.

Altos mandos de Defensa de EEUU creen que los incidentes aéreos de Pekín con aviones de otros países en la región responden a “un patrón” planificado y no a acciones fortuitas.

Ely Ratner, un alto funcionario del Pentágono, expresó en un discurso en Washington recientemente “la enorme preocupación” que existe en el Ministerio de Defensa por lo que se consideran “provocaciones” de Pekín en esta región, “acciones realmente preocupantes” que elevan el riesgo de un accidente no deseado entre ambas potencias.