Tras años de prohibiciones
Por qué China quiere ahora más hijos
Las autoridades no han logrado revertir un hecho evidente: un número cada vez mayor de mujeres chinas no quiere tener hijos
La tasa de crecimiento de Chinaha frenado drásticamente en los últimos años y la Comisión Nacional de Sanidad ha confirmado que la tasa de la población del gigante asiático experimentará un crecimiento negativo antes de 2025. El país más poblado del mundo, con 1.411 millones de habitantes, se aproxima a una crisis demográfica con la tasa más baja desde los años 1960.
Según un informe de Naciones Unidas,India, con 1.380 millones de habitantes y un crecimiento medio anual del 1%, podría desbancar pronto a China del primer puesto de población mundial. El censo decenal de China indicaba que la población ha aumentado un 5,38% entre 2010 y 2020, tan solo un 0,54% en promedio al año.
Tras 35 años en vigor, el país flexibilizó su política de un solo hijo en 2016, permitiendo que todos los ciudadanos pudieran tener un segundo hijo. Sin embargo, la medida no consiguió impulsar la natalidad como esperaban las autoridades. Y es que en 2020 la cifra de nacimientos cayó por cuarto año consecutivo, mientras que la tasa de fertilidad quedó en 1,3 hijos por mujer, por debajo del 2,1 estimado por Naciones Unidas para mantener una población estable.
En mayo del año pasado las autoridades anunciaron que los ciudadanos podrían tener un tercer hijo. Muchas ciudades ofrecen créditos fiscales y de vivienda a las familias jóvenes, han ampliado los permisos de maternidad e incluso ofrecen bonificaciones en metálico a las familias con recién nacidos.
Sin embargo, los esfuerzos del gobierno para animar a la gente a tener más hijos no están teniendo el éxito esperado. Las autoridades no han logrado revertir un hecho evidente: un número cada vez mayor de mujeres chinas no quiere tener hijos.
Esta semana, la Comisión de Salud de China ha anunciado nuevas medidas para mejorar los servicios prenatales y postnatales en todo el país, y animar a más personas a tener hijos. Entre ellas incluye incluyen la promesa de hacer más accesibles los tratamientos de fertilidad, y ‘desalentar’ los abortos en su intento de revertir el descenso de la natalidad.
La drástica caída de la natalidad en China se debe a varias razones. Algunas ligadas al desarrollo económico y social, similares a las experimentadas en países como España, como descenso de matrimonios, el retraso en la edad media de tener el primer hijo, o los cambios de rol con la entrada de la mujer en el mundo laboral.
Pero a ello se suman los altos costes de la vivienda y la educación, y las enormes presiones sociales y laborales de China. Las estrictas e impredecibles medidas sanitarias durante la pandemia también has cambiado la percepción interna del país, y esto ha afectado a las expectativas de una vida sostenible para muchos ciudadanos.
De hecho, desde mediados de 2020 se ha extendido en las generaciones más jóvenes una tendencia social conocida como ‘lying flat’ o ‘tang ping’, que describe la decisión de los jóvenes de hacer lo mínimo para salir adelante.
‘Tang ping’ es la respuesta a un clima social y político tóxico, marcado por la disminución de las libertades, un tema que las estrictas medidas de la pandemia han sacado a la luz y han decepcionado a gran parte la población china, que lo percibido como un retroceso del país.
La generación Z y los millennials más jóvenes optan por desmarcarse de las presiones de la sociedad china, y encuentran consuelo en medio de cuestionamiento colectivo de pilares tradicionales, como el trabajo duro y la excelencia en el ámbito laboral y familiar.
En muchos casos, las familias jóvenes no solo tienen que mantener a sus hijos sino también a sus progenitores. Aunque el gobierno de incentivos económicos durante los primeros años, no hay muchas familias dispuestas a tener mas de un hijo, y la educación superior sigue siendo la mas costosa.
La crisis del sector inmobiliario chino ha hecho aumentar los precios de la vivienda, y se espera que el problema se acentúe en los próximos meses.
Aunque de manera general, las condiciones laborales en China han mejorado, aun es común encontrar empresas que exigen a sus empleados trabajar en lo que se conoce como ‘996′: horario de 9 a 21 horas, seis días a la semana.
Tras las últimas medidas para incentivar la natalidad en el país, los jóvenes se preguntan cómo espera el gobierno que tengan tres hijos bajo condiciones asfixiantes de trabajo, sin casa propia, y con una economía en declive.
El Partico Comunista ha delineado planes ambiciosos para el futuro de la nación. El líder chino, Xi Jinping, quiere duplicar la economía del país para 2035 y que China alcance el estatus de país con altos ingresos antes de 2025. Pero con una población envejecida, China no podría conseguir sus prometidos objetivos.
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