EE UU

La Casa Blanca acusa al gobernador de Texas de poner “en peligro” a los migrantes

La Administración Biden carga contra Abbott por “abandonar” a un centenar de migrantes enviados a la vivienda de la vicepresidenta Harris en una ola de frío con más de 50 muertos

Familias de inmigrantes centroamericanos son trasladadas en autobús a un centro de acogida en Washington
Familias de inmigrantes centroamericanos son trasladadas en autobús a un centro de acogida en WashingtonlarazonAgencia AP

“El gobernador Abbott abandonó a los niños al costado de la carretera con temperaturas bajo cero en la víspera de Navidad sin coordinar con ninguna autoridad federal o local”. El portavoz de la Casa Blanca, Abdullah Hasan, ha calificado este lunes como “un truco cruel, peligroso y vergonzoso” que el gobernador de Texas, Greg Abbott, enviase a entre 110 y 130 migrantes en tres autobuses desde El Paso, ciudad texana fronteriza con México, a la casa de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, en Washington DC, a 3.100 kilómetros de El Paso.

Mientras la Guardia Nacional de Texas refuerza la frontera de El Paso ampliando la valla de alambre instalada en la línea fronteriza junto al río Bravo, donde cada día cientos de migrantes tratan de entrar en Estados Unidos, Abbott continúa sin reconocer el envío de un centenar de solicitantes de asilo a las puertas de la vivienda de Harris en Washington DC. Pese a que se preveía que llegasen el día de Navidad, personas solas y familias enteras, la mayoría procedentes de Cuba y Nicaragua, llegaron en Nochebuena al domicilio de la vicepresidenta estadounidense.

Tras tres días de viaje en autobús con temperaturas en el exterior de 10 grados bajo cero, los migrantes fueron trasladados a una iglesia en el barrio del Capitolio, confirmó la ONG SAMU First Response. La llegada a Washington y Nueva York de miles de migrantes en los últimos meses, sumado a las personas sin hogar cuya vida corre peligro estos meses de invierno, han colapsado la mayoría de albergues en estas dos ciudades.

Otros nueve autobuses llegaron a Washington desde la frontera la semana pasada, la mayoría de personas procedían de Ecuador, Cuba, Nicaragua, Perú, Venezuela y Colombia. Otro grupo de migrantes fue enviado a la vivienda de Harris en octubre, la mayoría venezolanos.

Los gobernadores republicanos de estados fronterizos con México, especialmente Abbott desde Texas y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, han trasladado este año a miles de migrantes a Estados demócratas para agitar el debate sobre la migración. Las autoridades demócratas sostienen que sus Estados son un refugio para los solicitantes de asilo.

Los republicanos defienden una política migratoria que blinde la frontera y restrinja la acogida. Las organizaciones de derechos humanos reprochan a las autoridades estadounidenses que no están cumpliendo con su obligación de dar asilo a quienes huyen de la pobreza, la extorsión de las pandillas o la persecución política.

En Ciudad Juárez, localidad mexicana fronteriza con El Paso, unos 20.000 migrantes resisten el frío extremo que azota más de la mitad de EE UU, incluidas otras ciudades fronterizas como Matamoros y Tijuana con miles de migrantes esperando la oportunidad para alcanzar su sueño americano. La saturación de los albergues en la frontera ha provocado que muchas familias centroamericanas, acostumbradas a un clima caribeño, duerman a la intemperie resistiendo un frío extremo llega a los 5 grados bajos.

El pasado mes de noviembre se ejecutaron 233.740 detenciones de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos, de acuerdo con cifras compartidas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés). Las 233.740 detenciones suponen un récord en un mes de noviembre y un aumento del 1% respecto a octubre. Poco más de 68.000 detenciones en la frontera corresponden a ciudadanos cubanos y nicaragüenses, el 29% del total.

Las gélidas temperaturas en la frontera se suman a la incertidumbre por la decisión del Tribunal Supremo de anular la suspensión del polémicoTítulo 42, prevista el miércoles 21 de diciembre, que permite devoluciones en caliente de migrantes a México bajo el argumento de evitar contagios por coronavirus. Pocos días antes que cayese la medida impuesta por Donald Trump en marzo de 2020, el Supremo estadounidense decidió de forma cautelar alargar esta polémica medida.

La decisión del alta tribunal ha provocado que muchos migrantes en la frontera opten por esperar una nueva resolución con la esperanza de que se anule el Título 42 antes de intentar entrar en Estados Unidos. Otros intentan cruzar la frontera pese al fiasco que supuso la decisión del Supremo. Hasta que la Corte Suprema emita una orden, algo que podría ocurrir en cualquier momento ya que no tiene un plazo para hacerlo, el Título 42 seguirá en vigor.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ido reduciendo las restricciones del Título 42, permitiendo que los menores no acompañados quedaran exentos, luego la mayoría de las familias y, finalmente, la mayoría de migrantes. Actualmente, el 30% de los extranjeros que entran ilegalmente a EE UU está siendo devueltos a México bajo el Título 42, mientras que el 70% está siendo puesto en libertad al amparo del Título 8.

Mientras esperan en la frontera o cruzan México o Centroamérica, los migrantes se comparten por grupos de WhatsApp y Telegram las noticias sobre el polémico Título 42. A la espera de una decisión del Supremo, el Gobierno de Biden solicita suspender el Título 42 porque “ya no existen las condiciones de salud pública para justificar la extensión”. La petición de Biden de anular el Título 42 está generando un aumento de las llegadas a la frontera. Entre 4.000 y 9.000 migrantes llegan cada día a El Paso, el doble de lo habitual. La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, aseguraba la semana pasada que “pese a no contar con la ayuda de los republicanos, hemos destinado más recursos a la frontera que ningún otro presidente”. La Guardia Nacional refuerza la frontera, mientras los republicanos presionan para mantener el Título 42.

Antes de llegar a la Casa Blanca, Biden prometió frenar la separación de familias en la frontera y regularizar la situación de 2,5 millones de ‘dreamers’, hijos de inmigrantes nacidos en EE UU, pero sin nacionalidad estadounidense. Desde la regulación del expresidente estadounidense Ronald Reagan de millones de extranjeros en 1986, ningún presidente de Estados Unidos había prometido una reforma migratoria de tanto calado.

Hasan, portavoz de la Casa Blanca, ha mostrado el rotundo rechazo de la Administración Biden a las estrategias de los republicanos para calentar la discusión sobre la migración, que históricamente ha sido una de las claves para el desarrollo de la economía estadounidense: “Los juegos políticos no consiguen nada y solo ponen vidas en peligro”.