Oriente Medio
La visita a la Explanada de las Mezquitas del ministro israelí Ben Gvir tendrá “graves consecuencias”, avisa Hamás
Este lugar es sagrado tanto para musulmanes como para judíos, que lo llaman Monte del Templo porque creen que allí se levantó el Segundo Templo
Cuando apenas no ha cumplido su primera semana como ministro al frente de la Policía israelí, el polémico diputado Itamar Ben Gvir visitó a primera hora del martes la Explanada de las Mezquistas en Jerusalén. Pese a las advertencias emitidas por Hamás (considerado grupo terrorista por la UE) y la petición expresa del primer ministro Benjamin Netanyahu, que le aconsejó posponer una acción con imprevisible potencial explosivo, la carismática figura de Sionismo Religioso impuso finalmente su criterio.
Como influyente activista entre sectores supremacistas y mesiánicos judíos, Ben Gvir era un participante habitual en las subidas al también conocido como Monte del Templo, el lugar más sagrado para el judaísmo. Para estrenar el cargo, lanzó un mensaje claro: “Nuestro gobierno no se rendirá ante las amenazas de Hamás. Este es el lugar más importante para el pueblo de Israel”. Y aclaró: “mantendremos la libertad de movimiento para musulmanes y cristianos, pero los judíos seguiremos acudiendo. Quienes nos amenacen serán respondidos con mano de hierro”.
A pesar de que en el acuerdo de coalición firmado con “Bibi” se comprometió a respetar el statu quo vigente, Ben Gvir y sus simpatizantes reclaman visitar y rezar libremente en el lugar, considerado el tercer enclave sagrado del Islam. Tras la captura israelí de Jerusalén Este en 1967, las autoridades hebreas cedieron el control civil del lugar al waqf jordano. Entonces, se estableció que los judíos no podían rezar, y solo pueden acceder en franjas horarias y días limitados. En los últimos años se han incrementado los ascensos de judíos –incluso con rezos sigilosos-, algo que los palestinos conciben como un intento paulatino de implementar la plena soberanía israelí.
Poco después del tour de Ben Gvir, el embajador de EE UU. en Israel, Tom Nides, condenó lo sucedido. “Dejamos claro en conversaciones con el nuevo gobierno que se debe preservar el status quo de los lugares santos en Jerusalén. Acciones que no lo preserven no son bien recibidas”, avisó en un comunicado.
Desde Ramala, el portavoz de la presidencia Nabil Abu Rudeineh comentó que “es una agresión clara para dar legitimidad a las acciones de los colonos. Netanyahu es el máximo responsable”. La diplomacia palestina alega que lo que antes eran visitas coordinadas por colonos radicales, recibirán ahora plena cobertura del Gobierno. “Quieren alterar la situación y dividir horas de rezo en el recinto en beneficio de los judíos. Es una línea roja que no permitiremos cruzar”, avisó Rudeineh.
En la Franja de Gaza, Hamás anticipó resistencia, y consideró la visita “un ataque más de la ocupación y su guerra contra la identidad árabe. El pueblo palestino seguirá defendiendo la santidad de mezquita de Al Aqsa”.
Diplomáticos de países árabes también alertaron el día antes del potencial explosivo que podría suponer el plan de Ben Gvir. “Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) condenan la acción del ministro israelí en la Mezquita de Al Aqsa”, avisaron desde el Golfo Pérsico. Netanyahu recibió una invitación formal del príncipe heredero Mohamed Bin Zayed para visitar los EAU, y la incógnita es si los postulados anti-árabes de algunos ministros afectarán los avances logrados tras los Acuerdos de Abraham. Arabia Saudí, país que podría normalizar relaciones con Israel próximamente, también condenó la “acción provocativa” del nuevo ministro.
Ben Gvir aseguró previamente que altos cargos de la Policía le dieron luz verde, y consideró que “rendirse ante las amenazas sería un premio para el terror y una legitimación de las acciones contra Israel”.
“El Monte del Templo es el sitio más importante para el pueblo de Israel, y mantenemos nuestra libertad de movimiento allí”, afirmó durante su visita Ben Gvir, condenado en el pasado por incitación al racismo y apoyo a organización terrorista.
Reacción palestina
“Nuestro pueblo palestino continuará defendiendo sus santidades y luchará para purificarlos de la inmundicia de la ocupación. Esta batalla no se detendrá excepto con la victoria final de nuestro pueblo y la expulsión del ocupante de toda nuestra tierra”, indicó el portavoz de Hamás, grupo que lleva dos días amenazando con repercusiones si Ben Gvir llevaba adelante sus planes de visitar el recinto.
“El asalto de la mezquita de Al Aqsa por parte del extremista Ben Gvir no es un paso individual, sino que tuvo lugar con la aprobación de la coalición gobernante del poder ocupante, para implementar sus planes de judaización, cuyo objetivo es cambiar el carácter árabe-islámico de la Ciudad Santa en clara y flagrante violación de todas las resoluciones internacionales”, reaccionó también el presidente del Consejo Nacional Palestino, Ruhi Fattouh.
Según el “statu quo” vigente desde 1967 -cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén donde se ubica la explanada- el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, ya que las leyes judías prohíben a sus fieles orar en el lugar más sagrado para ellos, algo reservado solo a algunos rabinos.
Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de los Lamentos -ubicado en uno de los laterales de la explanada-, y así lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque en los últimos años, algunos rabinos alineados con el movimiento del sionismo religioso -en el que se enmarca Ben Gvir- han cambiado esa recomendación y abogan por el rezo donde se levantó el Segundo Templo.
Para los palestinos e incluso para Jordania -país que custodia el lugar desde 1967-, ese cambio es más político que religioso, un intento de judaización e israelización de todo Jerusalén, por lo que se oponen firmemente e incluso los grupos más radicales como Hamás o la Yihad Islámica amenazan con escaladas de violencia.
El ministerio de Exteriores jordano emitió hoy un comunicado al respecto, en el que señalan que las “continuas violaciones y agresiones a lugares sagrados, y las incursiones en los territorios palestinos ocupados, pueden conducir a una mayor y peligrosa escalada”.
La visita a la Explanada de las Mezquitas en septiembre de 2000 del entonces líder de Likud, Ariel Sharon, fue el detonante de la Segunda Intifada, y la entrada masiva de judíos -y cargas policiales contra palestinos- en el recinto fue una de las causas que encendió la violencia en mayo de 2021, que provocó una grave escalada militar con Gaza y enfrentamientos entre árabes y judíos en varias ciudades mixtas de Israel.
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